¿Profesionales en Río 2016? El boxeo olímpico le deja muy poco al deporte y nada al deportista
Un deporte de consumo masivo como el boxeo no puede seguir llenando los podios con competidores que representan medias verdades
Teófilo Stevenson, de Cuba, considerado el más galardonado boxeador de la historia de los Juegos Olímpicos. Aquí en Moscú 1980. Crédito: Getty Images
Sí. Buen debate el de estos días sobre la conveniencia, o no, de admitir peleadores profesionales en el boxeo olímpico.
Que quede claro desde ya. Estoy de acuerdo con peleadores profesionales en las olimpiadas. Primero porque el boxeo amateur en su misma esencia no existe. Ni más faltaba que le pidamos a un hombre que se prepara para ganar peleas y ganarse la vida a las trompadas, que no cobre un dinero y que a cambio de eso llene su casa de trofeos y medallas, con los que no almuerzan sus hijos.
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El boxeo olímpico le deja muy poco al deporte y nada al deportista. Por eso la preocupación de Ching Kuo Wu, presidente de la AIBA, ha encontrado un asidero válido. Si Rafa Nadal, Leo Messi y Kobe Bryant han sido campeones olímpicos siendo ya competidores profesionales, no hay razón a la vista para que los boxeadores no tengan esa oportunidad.
Otra cosa es que la decisión, que se votará en mayo, deba considerer una reglamentación estricta y técnicamente muy elaborada.
Por ahí vienen Vladimir Klitschko y Manny Pacquiao levantando la mano para competir en los Juegos Olímpicos.
¿Así de facil?
¡No! Un boxeador profesional debe tener calificación 23-23 para poder estar en los JO. Es decir. Menos de 23 años de edad o menos de 23 peleas profesionales. Eso en el extremo de los jóvenes.
Y en el caso de los veteranos, lo primero será que estén retirados del boxeo profesional seis meses antes de la olimpiada y que hayan sido readmitidos en el boxeo amateur. Así no le cierran puertas a nadie.
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Boxeadores como Muhammad Ali, Nino Benvenuti o Ray Leonard ya no llegan a los Juegos Olímpicos porque el mercado no lo permite y grandes mitos como Teófilo Stevenson o Félix Savón son la prueba de que el boxeo olímpico no desarrolla el horizonte de vida de grandes campeones; lo que hace es perpetuar medallistas.
El Comité Olímpico Internacional quiere tener a los mejores atletas en los JJOO y un deporte de consumo masivo como el boxeo no puede seguir llenando los podios de medallistas con competidores que representan medias verdades.
Deben estar los mejores, dentro de ciertos códigos.
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