La ‘dictadura Cuéllar’ en el ‘Tri’ femenil

El 'affaire' del entrenador con la jugadora Charlyn Corral deja salir múltiples preguntas en torno a la forma en cómo se dirigen los destinos de la selección mexicana femenil de futbol

El director técnico de la selección mexicana femenil de futbol, Leonardo Cuéllar.

El director técnico de la selección mexicana femenil de futbol, Leonardo Cuéllar. Crédito: Mexsport

En el fútbol mexicano, donde históricamente las cosas siempre han sido poco claras, aún persiste un imperio de sombras; una catacumba desde donde pocas cuentas se rinden porque lo ahí sucedido, a fuerza de una cruel franqueza, es de escasa relevancia para las autoridades del balompié tricolor.

Sólo cada dos años, cuando existe alguna competencia internacional entra un poco de luz al área del fútbol femenino mexicano. Después, se traban las puertas, bajan las persianas y todo vuelve a ser inexistente, se borra con el paso del tiempo y muy pocos toman nota de lo ahí sucedido.

Son 17 años ya desde la llegada de Leonardo Cuéllar a la Federación Mexicana de Fútbol para tomar el control de un área ninguneada entonces por los jerarcas de la pelota. Fueron días de mucho empeño, ilusión y mérito por parte del ex futbolista y Mundialista mexicano en Argentina 1978, pero trabajar sin prácticamente rendir cuentas y sin reflector alguno ha derivado en una dictadura.

Charlyn Corral (Tepexpan, Estado de México, 1991) digiere desde España, donde juega para el Unión Deportiva Levante y es líder de goleo de la liga, el amargo trago de verse, una vez más, fuera de una competencia por sus desavenencias con Cuéllar, a quien meses atrás acusó de ser un factor de estancamiento en el proceso de crecimiento de la especialidad.

Imposible es dejar pasar inadvertida la labor de Cuéllar al obtener agua de las piedras en un tiempo donde las mujeres recibían trato de futbolistas amateurs. Hoy, si bien la Federación ha sido incapaz de lograr un éxito con una liga de fútbol femenil, las seleccionadas nacionales sí gozan de comodidades y facilidades impensables hace 17 años.

Sin embargo, el costo de esto ha sido muy caro para muchas de ellas. Lo de Corral, quien decidió renunciar al equipo mexicano, actualmente en competencia en el torneo Preolímpico para los Juegos de Río de Janeiro en agosto, mientras Cuéllar siga al frente, es el último reclamo de una larga cadena de jugadoras cuya ilusión se ha estrellado con los desatinos del estratega nacional, incapaz, por cierto, de entregar buenas cuentas en los años más recientes.

Los números no explican por qué Cuéllar, ingresado recientemente al Salón de la Fama del fútbol mexicano, no ha dado un paso al costado ni ha sido relevado de su cargo. Desde 1998 cuando asumió un liderazgo que a fuerza de verdad nadie deseaba como responsable del olvidado fútbol femenil, el Tri ha jugado tres Copas del Mundo (EEUU 1999, Alemania 2011 y Canadá 2015) sin obtener una sola victoria y, en cambio, ha vuelto a casa con las maletas repletas de goles: 23 recibidos por sólo cuatro logrados, luego de dos empates y cuatro derrotas.

Anjuli Mariana Ladrón de Guevara, hoy jugadora de rugby, fue tercera portera de México, hasta que el utilero del equipo, enviado por Cuéllar, le hizo saber que estaba fuera de la selección. “Es una persona difícil, agarra a una y no la suelta. Te critica y te dice que estás gorda, como si no valieras nada, y al ratito dice que tiene confianza en ti. No hay congruencia en sus palabras y acciones”, dijo ella días atrás al portal de ESPN México.

“Puedo decir que en mi paso por la selección siempre agaché la cabeza y acaté órdenes, no cuestionaba nada porque respeto la autoridad, sin embargo, ya a estas alturas de mi vida, a mis casi 30 años, no estoy de acuerdo en la forma como me trató. Hay jefes y hay líderes, él era un jefe, no era un líder “, agregó Ladrón de Guevara.

Además, Cuéllar ha dado poder a su hijo Cristopher, entrenador nacional mexicano del Tri femenino Sub 17 y quien ayuda a su padre en visorías en Estados Unidos para buscar futbolistas con origen mexicano o intención de naturalizarse.

Hoy el ataque de México en el Torneo preolímpico que reparte dos plazas a los Juegos de Río (Estados Unidos y Canadá son los grandes favoritos) lo comanda la histórica Maribel Domínguez, incondicional delantera y capitana de Cuéllar, quien a sus casi 40 años se destapó con tres goles en el debut del Tri ante el indefendible Puerto Rico.

Mientras, la mejor jugadora nacional está en España, se fue allá a dar vuelo a sus ilusiones, a prepararse mejor como profesional y a tomar aire para intentar dejar atrás, lo cual le cuesta un trabajo bárbaro, sus años con el Tricolor.

Me siento tranquila y orgullosa de mí. Quien me conoce sabe que soy una persona directa y he hablado con hechos en la cancha. Es desgastante y si no soy bienvenida, si no siento respeto a mi persona mejor me hago a un lado”, dice Corral desde su exilio.

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