Editorial: Momento de paz en Colombia

El próximo domingo 2 de octubre serán los colombianos los que decidan si lo negociado por ambas partes es suficiente

El presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el comandande de las FARC "Timochenko" en Cartagena. LUIS ACOSTA/AFP/Getty Images

El presidente de Colombia Juan Manuel Santos y el comandande de las FARC "Timochenko" en Cartagena. LUIS ACOSTA/AFP/Getty Images Crédito: LUIS ACOSTA/AFP | Getty Image

En Colombia se vive un momento histórico. El lunes pasado se firmó el Acuerdo Final de Paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC. Este domingo 2 de octubre serán los colombianos los que decidan si lo negociado por ambas partes es suficiente para dar fin a 52 años de conflicto civil.

Ya bastante ha sufrido este pueblo, homicidios, matanzas, secuestros, desaparecidos y todo tipo de barbarie durante décadas de guerra fratricida. El Centro Nacional de Memoria Histórica estimó que entre 1958 y 2012, murieron aproximadamente 220,000 personas. El cálculo del Centro indica hasta seis millones de colombianos padecieron directamente de los efectos de este extenso conflicto.

Hay mucho sufrimiento, dolor y rencores que se fueron construyendo a lo largo del tiempo. Eventualmente estos deben ser comprendidos y superados, en la medida de lo que se puede hacer ante la pérdida violenta de seres queridos, si se quiere llegar a una paz duradera. Ese es el gran desafío para los colombianos.

El acuerdo entre el gobierno de Santos y las FARC abarca seis puntos: reforma rural, participación política, fin del conflicto, solución al problema de las drogas ilícitas, víctimas (justicia transicional) y la implementación, verificación y refrendación. La guerrilla ya aprobó lo negociado, ahora le toca al pueblo colombiano.

Este referendo por Sí o el No es el que domina hoy la atención de una sociedad dividida. Por un lado, está la gente cansada de la guerra. Los que por tener la esperanza de que se pueda lograr la ansiada paz, apuestan por la oportunidad de hoy. Por el otro, quienes creen que el gobierno está otorgando demasiado a la guerrilla en términos políticos y piensan que no hay el castigo merecido a los responsables de crímenes.

Hay motivos de desconfianza, la desilusión ha sido parte de esta larga guerra. Pero es alentador el reconocimiento tácito por parte de las FARC de que el camino de las armas está agotado y el deseo de paz del gobierno que condujo a esta coyuntura. Ahora les toca a los colombianos tomar la decisión.

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