Editorial: El triunfo del mal humor en México

Se siente el castigo en las urnas por los escándalos de corrupción, la crisis y las desapariciones

Los mexicanos acudieron a las urnas para renovar cargos públicos.

Los mexicanos acudieron a las urnas para renovar cargos públicos. Crédito: Mario Guzmán | EFE

La reciente elección de gobernadores en México fue un desastre para el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y un rechazo para la gestión del presidente Enrique Peña Nieto. El “mal humor” de los votantes con el presente se manifestó con un triunfo histórico del opositor Partido de Acción Nacional (PAN) y con una baja participación electoral.

El PRI, que comenzó la elección con el control en 9 Estados de 12 en juego, perdió 6 de los que estaban en su mano. Entre ellos hay cuatro, Veracruz, Quintana Roo y Durango,Tamaulipas, que por más de ocho décadas sólo conocieron gobiernos priistas.

Esta también es la primera vez que el PAN gana más de tres gobernaciones en una misma jornada electoral. En cuatro de los estados que por primera vez no tienen un gobierno priista , el camino a la victoria de la oposición es fruto de la alianza entre el PAN y el PRD.

Para la izquierda no fue un día para recordar, ya que no ganó en ningún Estado. El único sabor a victoria lo obtuvo Andrés Manuel López Obrador con su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) al triunfar sobre el PRD en la elección de constituyentes en la Ciudad de México, en medio de una abstencionismo que superó el 70%. También López Obrador obtuvo un segundo lugar en Veracruz.

Si bien este resultado da alguna esperanza al candidato de Morena ante la elección presidencial de 2018, para el PRI predice malas noticias. La caída del partido gobernante en las elecciones a gobernador comenzó a partir del 2012, lo que relaciona este resultado directamente con la gestión de Peña Nieto.

Los escándalos de corrupción, las dificultades económicas y los hechos como la desaparición de los 43 normalistas de Iguala, han proyectado la imagen de un gobierno desconectado de la realidad. De ahí el voto castigo en las urnas.
Pero tampoco puede pasar desapercibido un altísimo abstencionismo electoral que, en el mejor de los casos llegó al 55.33% en Puebla, lo que también indica una frustración del votante con el presente político en general.

Fue Peña Nieto quien se refirió en un momento al “mal humor” de los mexicanos, diciendo que no lo comprendía porque México estaba mejor que antes. El PRI tiene los día contados en Los Pinos si es incapaz de reconocer su responsabilidad en este sentir popular, que se manifestó en la urnas el domingo pasado.

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