El Tri derrite a Uruguay en Phoenix en su debut en Copa América Centenario

Ni una temperatura récord frenó el apoyo incondicional a la selección mexicana

Rafa Márquez y compañeros festejan el segundo gol de México.

Rafa Márquez y compañeros festejan el segundo gol de México. Crédito: EFE

GLENDALE, Arizona._ El desafío fue, es y seguirá siendo el mismo: llenar, cual devotos en una catedral, cada espacio de todos los recintos deportivos en los que se presenta el Tri.

Sin embargo, lo de Arizona tuvo olor, sabor y color de misión suicida. Un termómetro iracundo que llegó a los 116 grados Fahrenheit puso a prueba hasta la más ferviente voluntad, previo a iniciar el juego México-Uruguay en la Universidad de Phoenix.

Esta Copa América es única en su clase y el abrasante calor también lo fue. Suficiente para asar un trozo de carne en las aceras, el sol no impidió que familias enteras nuevamente acudieron al llamado del Tri. Eso es amor del bueno o bien un amor suicida. Temperatura récord para lo que se asomaba como el juego “más caliente” de la Copa América Centenario.

Llegaron de todas partes. De Arizona, California, Nevada, Texas o incluso algunos incluso del otro lado de la frontera, fueron más de 60 mil.

No obstante, el interior del moderno estadio de la Universidad de Phoenix repartía las delicias del aire acondicionado, el llegar hasta la cancha parecía el examen final para aspirantes a kamikazes.

Esta Copa América es única en su clase y el abrasante calor también lo fue. Suficiente para asar un en las aceras, familias enteras nuevamente acudieron al llamado del Tri.

El calor fue inclemente, lo mismo que la presión a un equipo uruguayo que no presentó su mejor versión. La arenga desde las gradas fue constante.

Ni un nuevo castigo económico de FIFA a la FEMEXFUT ni las constantes campañas por erradicarlos, frenaron el ya acostumbrado “ehhhhhhhhhh…puuuuuu….”

Al final de cuentas, el público es soberano y si pudo gambetear el calor, se ganó el derecho a gambetear también otra posible sanción.

Y en la cancha, México ganó con justicia los primeros tres puntos de su grupo. En la grada el resultado importó poco porque ellos ya habían vencido al peor y más implacable de los enemigos: el termómetro.

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