La muerte de Prince y el riesgo de adicción a los opioides

Esta es la forma de reconocer si tienes una adicción a los analgésicos recetados y cómo obtener ayuda

Prince, de 57 años, sufrió una recaída tras un show en Atlanta.

Prince, de 57 años, sufrió una recaída tras un show en Atlanta. Crédito: Kevin Winter | getty images

La adicción a los medicamentos opioides contra el dolor puede ser insidiosa; puede ocurrir de forma tan gradual que tú y las personas más cercanas a ti tal vez no reconozcan las señales de advertencia.

El último ejemplo de esto puede ser la súbita muerte de Prince. El músico que se convirtió en leyenda fue encontrado muerto el 21 de abril de este año a la edad de 57 años, y el New York Times informó que podría haber tenido una adicción prolongada al Percocet, o a un analgésico opioide similar y estaba a punto de obtener tratamiento justo antes de su muerte. La causa oficial de la muerte de Prince no ha sido determinada aún.

Un poco después, Jamie Lee Curtis reveló que hace aproximadamente dos décadas ella batalló contra la adicción a las píldoras contra el dolor.

“Yo también esperaba ansiosamente a que me hicieran una receta para el opiáceo al que era secretamente adicta“, escribió en el Huffington Post. “Además, tomaba demasiadas pastillas de una vez. Yo también buscaba matar el dolor emocional y físico con analgésicos. Matarlo. Hacer que se detuviera”.

Las celebridades no son, por supuesto, las únicas que pueden volverse adictas o experimentar efectos colaterales serios por tomar opioides recetados. Estos fármacos están entre los medicamentos más comúnmente prescritos en Estados Unidos y fueron responsables por la muerte de más de 28,000 personas en 2014, más que cualquier otro año en el registro según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC). Al menos la mitad de estas muertes fueron atribuidas al uso de los analgésicos comúnmente prescritos como OxyContin, Percocet, y Vicodin.

De hecho, el 44% de los estadounidenses dice conocer personalmente a alguien que ha sido adicto a los analgésicos recetados, según una encuesta de abril de 2016 de la Kaiser Family Foundation, una organización sin fines de lucro enfocada en la investigación sobre la salud.

Los opioides recetados son tan adictivos como las drogas de la calle tales como la heroína, dice el Dr. Andrew Kolodny, M.D., un científico sénior en la Universidad de Brandeis y funcionario médico en jefe en Phoenix House, un centro nacional sin fines de lucro para el tratamiento de las adicciones. “Cualquiera puede volverse adicto” él dice, “hasta aquellos que utilizan el medicamento de forma legítima para combatir el dolor”.

“Los medicamentos no distinguen en función del momento en que estás en tu vida o la razón por la cual los usas”, añade Kolodny: “El efecto sobre el cerebro es el mismo“.

De hecho, tanto como 1 de cada 4 personas que toman un opioide recetado por varios meses o más tiempo se vuelve adicto, según los CDC.

La nueva guía para el alivio del dolor de Consumer Reports explica cómo los medicamentos recetados contra el dolor y otras sustancias adictivas afectan tu cerebro y cómo puedes protegerte.

Reconociendo la adicción

El principal signo de alarma de las adicciones es una pérdida de control. Si te das cuenta que los analgésicos se están haciendo cargo de tu vida, por ejemplo: si sientes la necesidad de tomar más entre una dosis y la otra, si estás tomando más de la dosis recetada, o los estás tomando para dormir o aliviar la ansiedad en lugar de usarlos para tratar el dolor, habla inmediatamente con tu médico que puede ayudarte a volver a tomar el control o referirte a un médico especializado en trastornos de abuso de sustancias.

Aún las personas que no son adictas pueden volverse físicamente dependientes de los medicamentos si estos se toman de forma continua por más de 2 semanas. En ese caso, detenerte abruptamente y dejar de tomarlos puede llevar a síntomas de abstinencia, incluido el empeoramiento del dolor, molestias estomacales severas, dolores musculares, síntomas parecidos a los de la influenza, ansiedad, depresión y falta de sueño.

Si te han recetado un opioide y lo sigues tomando diariamente después de 2 semanas, no trates de detenerte en seco. En cambio, colabora con tu médico para reducir tu dosis de forma gradual y darle tiempo a tu cuerpo para que se ajuste. En un reciente informe de Consumer Reports proporcionamos consejos de expertos acerca de cómo dejar de tomar un analgésico recetado sin sufrir los síntomas de abstinencia.

Formas más seguras para aliviar el dolor crónico

Los cambios que causan los opioides en tu cerebro y en tu cuerpo los hacen una mala solución para muchos tipos de dolor crónico, dice la doctora Orly Avitzur, M.D., la Directora Médica de Consumer Reports.

“Los medicamentos pueden aliviar el dolor inicialmente, pero la mayoría de las personas desarrollan rápidamente una tolerancia para ellos, lo que significa que toman progresivamente dosis más altas para obtener el mismo efecto”, comenta Avitzur. “Eventualmente, las dosis muy altas tal vez ya no funcionen muy bien”.

Y mientras más sea el tiempo en que tomas medicamentos recetado para el dolor, especialmente a dosis altas, mayores serán los riesgos de efectos colaterales serios, incluidos adicción, sobredosis y muerte, aún si has tomado las píldoras según lo ordenado por tu médico para tratar el dolor.

Para el dolor persistente, habla con tu médico acerca de otro tipo de medicamentos y medidas diferentes a los fármacos. Nuestro informe Alivio del dolor: Lo que necesitas saber detalla diferentes enfoques, tales como la biorretroalimentación, la terapia conductual cognitiva y el ejercicio que, en algunos casos, pueden proporcionar tanto o más alivio que un opioide, con mucho menos riesgo.

Y si terminas tomando un opioide para el dolor crónico, los CDC aconsejan comenzar con la dosis efectiva más baja y revisarla con tu médico al menos cada 3 meses para asegurarte de que el medicamento te está ayudando y que puedas tomarlo de forma segura. Lee nuestra visión de los expertos sobre los últimos consejos de los CDC sobre el uso de los opioides para tratar el dolor crónico.

Nota del editor: Este artículo y los materiales relacionados son posibles gracias a un subsidio del programa estatal Attorney General Consumer and Prescriber Education Grant, financiado por el acuerdo multiestatal de reclamos de fraude de los consumidores en relación con la comercialización del medicamento de venta con receta, Neurontin (gabapentina).

—Teresa Carr

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