Alan Pulido y las suspicacias en torno a un secuestro con final feliz

Pocos dan crédito a la cada vez más inverosímil historia en torno al secuestro del jugador del Olympiacos

Fotografía cedida por el gobierno de Tamaulipas en la que aparecen el gobernador del estado, Egidio Torre Cantú y el futbolista Alan Pulido tras su rescate luego de haber sido secuestrado.

Fotografía cedida por el gobierno de Tamaulipas en la que aparecen el gobernador del estado, Egidio Torre Cantú y el futbolista Alan Pulido tras su rescate luego de haber sido secuestrado. Crédito: EFE/Gobierno de Tamaulipas

El final feliz del secuestro del futbolista mexicano Alan Pulido en el estado de Tamaulipas y su heroica actuación frente a uno de sus victimarios han desatado todo tipo de suspicacias tanto de analistas políticos como de los ciudadanos de a pie.

El secuestro se produjo en las primeras horas del domingo a solo una semana de la celebración de elecciones a gobernador en Tamaulipas, gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y considerado por los expertos un estado fallido, y dio la vuelta al mundo por tratarse de una figura internacional.

Menos de 24 horas después el delantero del equipo griego Olympiacos recuperó su libertad después de someter a uno de sus secuestradores, quitarle la pistola y tomar el celular del delincuente para llamar al servicio de emergencias.

Dicho relato despertó sospechas no sólo porque se trata de un estado donde imperan cárteles que desde años secuestran a civiles en casos que terminan casi siempre en tragedia, sino porque llegó después de otra versión en que las autoridades se llevaban el crédito.

El comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo, atribuyó el desenlace a una intervención “oportuna por parte de todas las autoridades, en donde el intercambio de información y el trabajo de inteligencia dan este resultado” en el estado con mayor número de secuestros del país.

Horas después se divulgó el papel clave de Pulido, de 25 años, para recuperar su libertad después de someter a golpes a uno de sus secuestradores.

Pero inmediatamente surgieron preguntas que quedaron sin responder, entre ellas la de cómo las autoridades llegaron en cuestión de minutos a la casa en que estaba el futbolista, quien había dado en su llamada la descripción del lugar.

No hay que ser experto para saber que cuando alguien es secuestrado siempre es conducido hasta la casa de seguridad con los ojos cubiertos.

Cómo los agentes llegaron tan rápido después de la llamada del jugador, quien fue capturado después de salir de una fiesta familiar con su novia, y por qué dejaron libre a la joven son sólo algunas de las interrogantes.

Según la versión oficial, Osvaldo Velázquez García, esposo de una prima del futbolista y detenido el martes, fue el autor intelectual del secuestro para pedir un rescate de seis millones de pesos (unos 325.000 dólares) que finalmente no fue pagado.

De acuerdo con un funcionario cercano a la investigación citado por el escritor Héctor De Mauleón en su columna del diario El Universal, Velázquez estaba molesto porque otros asistentes a la fiesta le pedían al jugador autógrafos y fotos. Uno de los invitados le escuchó decir que avisaría para “que lo levanten (lo secuestren)”.

Además, el secuestrador sometido por Pulido, identificado como Daniel Hernández Morales, confirmó que Velázquez, uno de los líderes del grupo criminal de Los Bravos, les había dado las instrucciones.

La incredulidad en torno al caso “parece justificada luego de la amplia trayectoria de mentiras y montajes a que nos han acostumbrado nuestros gobernantes”, señala hoy De Mauleón.

Entre esos montajes destaca el sonado caso de la francesa Florence Cassez, condenada en 2010 a 60 años de prisión por secuestro y liberada en 2013 por un fallo de la Suprema Corte por irregularidades en su proceso, incluyendo la recreación de su arresto ante las cámaras de televisión.

Ante la avalancha de cuestionamientos, el fiscal de Tamaulipas, Ismael Quintanilla, ironizó que debían tener “un grupo de actores muy grande” integrado por policías estatales, federales y militares, y hasta el propio futbolista, para “prestarse a una cosa de estas”.

En declaraciones a Efe, el ombudsman mexicano, Luis Raúl González, lamentó que el país afronte estos problemas de seguridad, los cuales deben ser combatidos, pero “con la ley en la mano”.

Armando Pulido, hermano del futbolista y quien encabezó las negociaciones con los secuestradores, dijo que pensó que detrás había un “tema político”.

“Hablaba con las autoridades y desconfiaba de todos“, señaló a una emisora local al referirse a esas horas de angustia, y restó importancia a las interrogantes surgidas en torno a lo ocurrido.

El periodista Humberto Padgett dijo a Efe que el secuestro de Pulido fue “un elemento de presión” en vísperas de los comicios del 5 de junio en Tamaulipas, donde serán elegidos 43 alcaldes, 22 diputados locales y el gobernador.

Hace seis años el candidato del PRI a gobernador, Rodolfo Torre Cantú, fue asesinado a seis días de los comicios y sustituido por su hermano Egidio, quien se impuso con 62 % de los votos.

El próximo domingo, el aspirante del conservador Partido Acción Nacional (PAN), Francisco García Cabeza de Vaca, podría sacar por primera vez al PRI del poder en Tamaulipas, estado fronterizo con Estados Unidos desde hace años disputado por grupos criminales como los Zetas y el Cártel del Golfo.

Padgett, autor de “Jauría, el secuestro en México“, consideró “evidente” la colusión entre autoridades y grupos criminales en este y muchos otros casos que nunca se resuelven.

No existe una sola banda que lleve a sus secuestrados como si estuviera paseando (…). ¿Hay lógica en eso? Son criminales, no idiotas”, aseguró.

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