La exsecretaria de Estado también hará un discurso similar el próximo jueves ante la conferencia política del sindicato “United Food & Commercial Workers International Union (UFCW) en Las Vegas (Nevada).
Son, por lo demás, asuntos que también apoya Sanders, quien ha enarbolado además la causa de la clase trabajadora contra los grandes intereses de las corporaciones de Wall Street.
En la actualidad, del total de 2,383 delegados que se requieren para la nominación presidencial demócrata, Clinton tiene 2,293, mientras que Sanders tiene 1,533.
Sin embargo, por primera vez en la contienda, un promedio de encuestas de “Real Clear Politics” muestra un empate técnico entre Trump y Clinton, con 43,4% y 43,2%, respectivamente, lo que aumenta las presiones para marcar distancia con el magnate neoyorquino.
Tanto Clinton como Sanders mantienen las espadas en alto por conquistar el voto hispano en las primarias del próximo 7 de junio en California, donde se disputarán 475 delegados, y han mantenido en los últimos días una intensa agenda de eventos en el estado. Ese día, además de California, las primarias en Montana, Nueva Jersey, Nuevo México y las Dakotas del Norte y del Sur, repartirán la mayoría de los delegados todavía en disputa.
¿Votarán por Clinton?
Ante la acritud de las primarias, y el sentir de los seguidores de Sanders de que el “sistema” les ha jugado sucio, la pregunta del millón es si, al final, éstos respaldarán a Clinton en la contienda general o, como han advertido algunos con la etiqueta “#BernieOrBust“, se quedarán en casa con tal de no apoyarla.
Una encuesta conjunta de NBC/WSJ reveló el desafío que tiene Clinton para ganarse a los partidarios de Sanders: sólo el 66% de sus seguidores dijo que apoyaría a Clinton, y un 20% apoyaría a Trump.
En cambio, un 88% de los partidarios de Clinton apoyaría a Sanders sobre Trump en un hipotético cara a cara en noviembre.
La clase política aún recuerda la agria contienda de 2008 entre Clinton y el entonces senador demócrata por Illinois, Barack Obama, en la que ambos aspiraban a hacer historia, ella como primera mujer presidenta y él como el primer afroamericano.
Clinton abandonó la contienda en junio de ese año, pero la acritud entre ambas campañas fue tal que muchos de sus partidarios habían jurado que jamás votarían por Obama.
El rencor no duró mucho. Se calcula que el 90% de los seguidores de Clinton finalmente votó por Obama y, al igual que entonces, el objetivo del Partido Demócrata ahora es que el deseo de vencer a Trump en las urnas pese más que cualquier resentimiento de los partidarios de Sanders.
El estratega demócrata, Simon Rosenberg, del grupo progresista “NDN”, dijo hoy en un blog que los demócratas harían bien en analizar la imprevista trayectoria de Sanders desde que lanzó su candidatura el año pasado, especialmente entre los independientes y los jóvenes que han abrazado su mensaje populista contra el “establishment”.
Según Rosenberg, la percepción de que Clinton ha recibido trato preferencial por parte del DNC y los partidos estatales va a ser más difícil la reconciliación entre los partidarios de ambas campañas.
“El Partido debería dar a Sanders más crédito por lo que ha hecho (para entusiasmar a la base) y comenzar a trabajar duro para entender eso ante las elecciones importantes en el otoño”, aconsejó Rosenberg.
Concesiones para Sanders
Aunque es matemáticamente imposible que Sanders logre la nominación -los “súper delegados” que apoyan a Clinton no han cambiado a su columna-, lo cierto es que el autodenominado “demócrata socialista” ya ha logrado dejar una huella en el proceso de primarias.
El Comité Nacional Demócrata (DNC) anunció que, bajo un acuerdo pactado este mes, Sanders ha nombrado a cinco de los 15 miembros del comité que elaborará la plataforma política del partido durante la convención nacional en julio próximo en Filadelfia (Pensilvania), mientras que Clinton nombró a seis, y la presidenta del Partido, Debbie Wasserman Schultz, a los cuatro restantes.
Sanders celebró en un comunicado que su campaña tendrá representación adecuada para “crear una plataforma democrática que refleje los puntos de vista de millones de nuestros partidarios, que quieren que el partido responda a las necesidades de las familias trabajadoras en este país y no solo Wall Street, las empresas farmacéuticas, la industria de combustibles fósiles y otros poderosos intereses especiales”.
Wasserman Schultz y el DNC fueron blanco de numerosas quejas de la campaña de Sanders, incluyendo la realización de muy pocos debates, el apoyo financiero y político a Clinton, y las propias reglas de las primarias en las que los “súper delegados” dieron su apoyo a Clinton antes de que hubiese un conteo del voto popular.
Normalmente es el titular del DNC el que selecciona a los 15 miembros del comité, y el cambio autorizado por Wasserman Schultz se ha interpretado en Washington como una “rama de olivo” para incluir a los partidarios de Sanders en el proceso de la plataforma del partido.