Enlace: El legado incierto de Obama en inmigración

Cuando el presidente Barack Obama deje la Casa Blanca, una de las áreas en las que será más complicado evaluar objetivamente su legado es la de inmigración.

En los siete años que lleva al frente del país, Obama ha fluctuado entre la inacción, las deportaciones masivas y las órdenes ejecutivas para amparar temporalmente a unos cinco millones de indocumentados.

Como todos recordamos, Obama inició su mandato con el pie izquierdo en materia migratoria. En lugar de enfocarse durante su primer año de gobierno en lograr el consenso necesario en el Congreso para aprobar la reforma de inmigración que había prometido durante su campaña, optó por dedicarse a su proyecto de reforma de salud.

Posteriormente, con el supuesto fin de allanar el camino para la reforma migratoria y aplacar a los republicanos que lo acusaban de querer promover una amnistía,  Obama reforzó la seguridad de la frontera a niveles nunca antes vistos y puso en marcha una maquinaria para arrestar y deportar a indocumentados que ha superado con creces a la  de su predecesor, George W. Bush.  En lo que va de su mandato, más de dos millones de personas sin papeles, en su mayoría sin historial delictivo, han sido deportadas.

La oportunidad para que se pudieran legalizar los más de 12 millones de indocumentados que había en el país en ese entonces se desvaneció por completo cuando los republicanos obtuvieron en 2014 el control del Senado y de la Cámara de Representantes.

Tal vez para resarcir su legado en materia migratoria, Obama giró en 2012 y luego en 2014 dos órdenes ejecutivas para amparar temporalmente de la deportación a casi cinco millones de indocumentados bajo los programas DACA y DAPA. Sin embargo, Texas y otras 25 entidades interpusieron demandas contra esas acciones. Un  juez de distrito de ese Estado falló a favor de ellos y evitó que las acciones entraran en vigor. El fallo fue confirmado por un tribunal de apelaciones en Nueva Orleans.

Debido a que el Departamento de Justicia apeló la decisión, ahora la Suprema Corte de Justicia tiene el caso en sus manos. El pasado 18 de abril los jueces escucharon los argumentos a favor y en contra de las acciones y tendrán hasta junio para dar su veredicto. Por ahora resulta muy aventurado pronosticar cuál será la decisión final de la corte debido a que se encuentra claramente dividida en cuatro magistrados conservadores y cuatro liberales.

Lo que sí es evidente es que si la Suprema Corte falla finalmente a favor del gobierno federal, Obama pasará de ser el presidente que más indocumentados ha deportado al héroe que los sacó de las sombras.