Editorial: Ya basta con el grito de “¡eh p…!”

No hay excusas para el insulto, sin un cambio el aficionado de fútbol será el más perjudicado

aficionados tri

Crédito: Getty

Hay una parte de la naturaleza humana que es llevar la contraria de lo que se le pide. Basta decir que no se haga algo, para garantizar que esa acción prohibida se realice aún más que antes. Y es un problema si esa acción es considerada por el que la realiza como algo divertido, inofensivo y la justifica como parte de la cultura, sin importarle los demás.

Esta es la situación en el fútbol mexicano con el grito popular de “¡ehhhh, p…!” cuando el portero visitante hace un saque de meta y los esfuerzos de la Federación Mexicana de Fútbol para erradicar esa costumbre ante los castigos de la FIFA, que está embarcada en una campaña mundial contra la discriminación, incluso la homofobia.

La Federación Mexicana lanzó una campaña para erradicar el grito después de haber sido multada. La reacción del público fue gritarlo más fuerte que nunca en el partido contra Canadá. El riesgo de continuar así son más multas, cerrar el estadio en los juegos del Tri y hasta perjudicarle la clasificación al Mundial de Rusia 2018.

Se cree que el grito de “¡ehhh, pum!, surgió décadasatrás en el fútbol americano infantil mexicano como un grito de entusiasmo en el “kickoff’’. Luego pasó al fútbol en su forma original, atribuyéndose el cambio de palabra al Atlas como un insulto al portero Oswaldo Sánchez. Salió de Guadalajara al mundo, lo que no debe ser motivo de orgullo.

Pero la repetición del grito no deja de ser un insulto hacia los gays. El que esta palabra se haya generalizado de manera que representa mucho más, habla de la homofobia arraigada en la sociedad mexicana.

En este caso hay una incapacidad de reconocer que el valor de una palabra es tan importante para que el que la dice, como para el que la escucha. Si es objetivamente un insulto, como en este caso, no hay mucho más que decir que no sea necedad.

Aquí los fanáticos mexicanos no pueden culpar a Peña Nieto, al PRI, a la corrupción, a los federativos mexicanos, a Estados Unidos, a la Gaviota,  ni a los narcos de este problema. La solución la tiene la persona del espejo. Aquí realmente el poder lo tiene el fanático. Él tiene la opción que la imagen del fútbol mexicano sea la alegría de la ola y los acordes del Cielito Lindo en vez de un insulto odioso.

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