El cubanoamericano que acercó a Obama a Cuba

Joe Arriola cuenta cómo Obama se relacionó con un grupo de cubanoamericanos en Florida que ayudaron al cambio en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba

Las banderas de Cuba y Estados Unidos ondean en el interior de un taxi en La Habana.

Las banderas de Cuba y Estados Unidos ondean en el interior de un taxi en La Habana. Crédito: Joe Raedle | Getty Images

Todo comenzó con un encuentro casual entre dos hombres con un mal hábito.

Oficialmente, la histórica visita de Barack Obama a Cuba el domingo es la culminación de casi tres años de intensa diplomacia entre los exenemigos de la Guerra Fría. Una mirada entre bastidores muestra otra historia más humana y menos conocida, la de un político negro en ascenso y un exiliado cubanoamericano que se reunieron por primera vez cuando se fumaban un cigarrillo en un evento de recaudación de fondos en Chicago en 2003.

En ese momento, Obama seguía siendo una figura desconocida en la política estadounidense, al menos fuera de su estado natal de Illinois, y estaba preparándose para un intento al Senado de los Estados Unidos. El otro fumador – ambos estaban tratando de dejar el hábito – era Joe Arriola, el administrador municipal de la Ciudad de Miami en aquel momento.

Cuando los dos hombres salieron para encender sus cigarrillos, Obama tuvo su primera experiencia de una nueva corriente de pensamiento que estaba emergiendo en el exilio cubanoamericano. “Dijo ‘háblame de los cubanos en Miami’”, recuerda Arriola.

“Le dije que no escuchara a los locos derechistas exiliados… que la generación de mis hijos pensaba diferente a nosotros, los de mayor edad, y estaban dispuestos a intentar un enfoque diferente”, dijo Arriola, de 69 años, mientras se toma un café en el campo Riviera Club en Coral Gables. Entre sus adinerados miembros está parte de la élite cubanoamericana de Miami.

Joe Arriola. Foto: Univision
Joe Arriola. Foto: Univision

Esa comunidad, los estadounidenses de origen cubano, constituye el 34% de la población del municipio de Miami-Dade. Tradicionalmente han sido un potente bloque electoral del partido republicano, en gran parte debido al fracaso de la administración de John F. Kennedy de apoyar plenamente la invasión de Bahía de Cochinos en 1961 por exiliados cubanos.

“Le expliqué que había también toda una nueva generación de cubanos que han estado viniendo más recientemente, que a diferencia de la mayor parte de mi generación han mantenido sus lazos con la isla. Tienen parientes ahí a quienes les envían remesas”, agregó.

“El embargo tiene que acabarse”, insistió Arriola, en referencia a las cinco décadas de embargo comercial y económico contra Cuba. “Eso sólo ha favorecido al gobierno cubano”, dijo. “Les da una excusa para todo.”

Las personas a quien acudir en Miami

Arriola, y sus dos hijos – el empresario Ricky y el banquero Eddy – se convierten rápidamente en las personas a quien Obama acude en Miami. Los Arriolas reunieron a un grupo de moderados afines a ellos; todos los cubanoamericanos de mediana edad frustrados con Washington por haber sido tan condescendientes durante tanto tiempo con el núcleo duro del exilio que se aferraba al embargo y rechazaba el diálogo con los líderes comunistas de Cuba.

Es quizás extraño que un círculo informal de influyentes cubano-americanos en Miami fueron de los primeros en ver el potencial político de Obama. Pero ellos aprovecharon la oportunidad con entusiasmo – en secreto al principio – para convertirlo en un recipiente para un cambio radical en la política de EEUU hacia Cuba.

El perfil de la comunidad cubanoestadounidense de Miami está cambiando. Foto: Getty Images
El perfil de la comunidad cubanoestadounidense de Miami está cambiando. Foto: Getty Images

Funcionarios estadounidenses dicen que la nueva política de Cuba fue diseñada en gran parte para responder a los cambios de opinión en la comunidad cubanoamericana, incluyendo exiliados más antiguos, como Arriola, un ex-republicano acérrimo que salió de Cuba en 1960, y sólo recientemente volvió a visitar la isla.

El ala dura de la diáspora cubanoamericana ha pedido por años que no se establezcan lazos comerciales con Cuba, diciendo que solo prolongaría el régimen comunista en la isla. “Los europeos y los canadienses han comerciado con Cuba por siempre, y no ha cambiado al régimen ni un poco”, dijo Ninoska Pérez Castellón, una anfitriona de radio en Miami y miembro del grupo Cuban Liberty Council, que apoya el embargo y se opone a la visita de Obama a Cuba.

La familia de Arriola perdió sus hogares y negocios en Cuba después de que Fidel Castro tomó el poder en 1959. Un pariente fue ejecutado por un pelotón de ejecución, y otro murió más tarde en la Bahía de Cochinos. Sus puntos de vista comenzaron a cambiar después de que en 1996, dos avionetas de Miami que iban en busca de balseros cubanos a través de los estrechos de la Florida, fueron derribadas por aviones de combate cubanos.

El incidente hizo fracasar un esfuerzo diplomático para presionar a Cuba para abrir su sistema. “Era evidente que el gobierno cubano no quería abrir las puertas, que tenían miedo al diálogo”, dice Joe Arriola. Otros aseguran que la visita de Juan Pablo II a la isla en 1998 marcó un antes y un después.

Arriola se ríe ahora cuando recuerda cómo llegó a estar en Chicago ese día, invitado por un consultor de gestión afroamericana, James Lowry, de quien se había hecho amigo años atrás mientras trabajaba en cuestiones referentes a las minorías.

Lowry llamó a su amigo para invitarlo a una recaudación de fondos para un político joven llamado Barack Obama, recuerda Arriola riéndose. “Le dije: ‘¿usted quiere elegir a un tipo llamado Barack?’”, dejó escapar con incredulidad. A lo que Lowry respondió: “‘No, no, este tipo es realmente bueno’”.

Al fumarse el cigarrillo, Arriola se dio cuenta de que Obama tenía poca idea sobre Cuba.“¿Por qué habría de tenerla? En esa etapa, él tenía poca experiencia en política exterior, pero me escuchó”, señala. Cuando se despidieron, Arriola le propuso hacer una recaudación de fondos en Miami para él.

En junio de 2004, Obama cautivó a la audiencia en la convención nacional del Partido Demócrata, dando el discurso de apertura, aumentando así drásticamente su perfil nacional. Arriola lo invitó a Miami unos meses más tarde para su propia recaudación de fondos y este aceptó alegremente.

Se reunieron una docena de cubanoamericanos y sus esposas en la casa de un promotor adinerado, Jorge Pérez. Lo mantuvieron en secreto debido a que Arriola era un funcionario público y el alcalde de Miami, Manny Díaz, también estaba entre los invitados.

Arriola, que ahora es presidente de la junta de la red de hospitales públicos más grande de Miami, sabe que hubiera sido un escándalo si se hubiera corrido la voz de ese encuentro a los medios cubanos de la ciudad.

El presidente de EEUU Barack Obama (d) y el presidente de Cuba Raúl Castro (i) se saludan durante una reunión bilateral en la sede de las Naciones Unidas el 29 de septiembre de 2015, en Nueva York.
El presidente de EEUU Barack Obama (d) y el presidente de Cuba Raúl Castro (i) se saludan durante una reunión bilateral en la sede de las Naciones Unidas el 29 de septiembre de 2015, en Nueva York.

Y la figura en ascenso del partido demócrata se fue con cheques por un total de unos $50.000. “Lo trajimos varias veces después de eso. Desayunaba con nosotros y le presentábamos a otras personas”, dijo Arriola.

Cuando Obama lanzó su campaña presidencial, Ricky y Eddy Arriola se unieron a su comité de finanzas de la campaña, encabezada por la acaudalada empresaria de bienes raíces de Chicago, Penny Pritzker, actualmente Secretaria de Comercio de Obama.

En 2007, Obama llevó su campaña a Miami y sorprendió a los exiliados al abogar por el diálogo con Cuba, así como el levantamiento de las restricciones a los viajes a la isla y las remesas de los exiliados cubanos.

“El era más consciente de las cosas de lo que pensé”, afirma Carlos Saladrigas, un ejecutivo de negocios cubanoamericano que fue uno de los invitados a la primera recaudación de fondos de Obama en Miami.

Saladrigas, de 68 años, fundó el Cuba Study Group (Grupo de Estudio de Cuba) en 2001 para buscar el cambio pacífico en Cuba a través del diálogo y da crédito a los Arriola por haber cautivado la atención de Obama desde el principio. “Vieron el potencial y lo llevaron a Miami donde consiguieron que él se sumergiera en el ambiente”, afirma.

“Con el tiempo, tuvieron mucha interacción con él en Chicago, y una gran cantidad de oportunidades para influir en el círculo de amigos de Obama”, agregó.

El esfuerzo para descongelar la política hacia Cuba tuvo más peso después de que Brookings Institution, un prestigioso comité de expertos en Washington, concluyó en 2009 que EE.UU. “debe adoptar una política de compromiso crítico y constructivo e introducirlo por fases de forma unilateral”.

Obama también se acercó a los cubanoamericanos más jóvenes. El principal de ellos fue Felice Gorordo, de 33 años, un hombre de negocios y exbecario de la Casa Blanca, quien cofundó el grupo Roots of Hope (Raíces de Esperanza) que aboga por un mayor compromiso entre los estudiantes universitarios cubanoamericanos y los jóvenes de la isla. “Creemos en un mayor contacto y conectividad para capacitar a los jóvenes en Cuba”, sostiene Gorordo.

En 2009, cuando el músico de rock colombiano Juanes, residente en Miami, tuvo un controvertido concierto por la paz en La Habana, Roots of Hope (Raíces de Esperanza) acogieron su causa y lo ayudaron a ganarse a los escépticos en la comunidad cubanoamericana.

Participación empresarial

Otros cubanoamericanos influyentes se sumaron más tarde a la causa, entre ellos el magnate del azúcar en la Florida, Alfonso “Alfy” Fanjul, Mike Fernández, un multimillonario y ejecutivo del sector de la salud que fue uno de los principales donantes de la campaña presidencial de Jeb Bush, y Carlos Gutiérrez, exsecretario de comercio durante el gobierno de George W. Bush.

A finales de 2012, la influyente Cámara de Comercio de EEUU lanzó una iniciativa para explorar formas de apoyar al emergente sector privado en Cuba, y desde entonces se ha reunido tres veces con el presidente cubano, Raúl Castro. “El cambio visible en el gobierno casi abrazando a los que promueven la libre empresa fue uno de esos cambios dramáticos que, en casi seis décadas, uno solo podía imaginarse imaginarse,” dijo Jodi Bond, vicepresidente de las Américas en la Cámara.

El año pasado la cámara profundizó su compromiso, creando un Consejo de Negocios EEUU-Cuba para abogar a favor de las empresas estadounidenses. Arriola, Fernández y Gutiérrez hacen parte del consejo.

Los tres, además de Gorordo y Saladrigas, estarán en La Habana este fin de semana cuando Obama se reunirá con Castro, al igual que con disidentes políticos, y dará un discurso muy esperado dirigiéndose al pueblo cubano.

Buen consejo

Hasta el momento, el consejo dado por Arriola y otros a la Casa Blanca ha dado en el clavo.

En 2008, Obama ganó un porcentaje récord del voto cubanoamericano para ser un candidato presidencial del Partido Demócrata. En 2012, Obama casi igualó al partido republicano en ese sector de la población.

La Habana se alista para recibir a Obama. Foto: Getty
La Habana se alista para recibir a Obama. Foto: Getty Images

El anuncio de Obama en diciembre de 2014 sobre los planes para normalizar las relaciones con Cuba despertó manifestaciones mínimas. Las encuestas de opinión muestran que el apoyo cubanoamericano a una política de compromiso sigue creciendo.

La semana pasada, la Casa Blanca reconoció públicamente el valioso aporte que recibió de los cubanoamericanos. “Ustedes que han estado presionando por estas políticas, ustedes influyeron notablemente y marcaron la diferencia”, dijo el asesor de seguridad nacional de Obama, Ben Rhodes, ante una audiencia de jóvenes cubanoamericanos en Miami Dade College la semana pasada.

“Esta no fue una decisión fácil para el presidente, políticamente”, añadió, diciendo que algunos en la Casa Blanca estaban preocupados por la reacción de los exiliados.

“No sé si hubiéramos hecho esto si no hubiéramos podido ver que… iba a haber personas que apoyarían esto y tratarían de hacer que funcionara”, dijo Rhodes.

¿Tiempo para el cambio?

Arriola espera que el viaje de Obama a Cuba ayude a acelerar el progreso hacia el cambio en Cuba. Sólo para asegurarse, voló a La Habana a principios de este mes con Fernández y Gutiérrez para presionar a los funcionarios cubanos para que sea un éxito.

“Este es un momento tan crucial. Creo que están listos”, dijo. “Les dije: “necesitamos victorias. Necesitamos que ustedes digan que las cosas van a cambiar’”, agregó.

Por David Adams

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