La base republicana no quiso nada con “el nuevo siglo” de Rubio

Tras rechazar su propia reforma migratoria, Rubio intentó ser el conservador elegido, el candidato del futuro realista, pero su partido y su estado rechazaron. Ahora, su futuro es incierto.

Su familia abraza y consuela a Rubio tras su discurso en el que anunció esta noche que suspendía su campaña por la presidencia.

Su familia abraza y consuela a Rubio tras su discurso en el que anunció esta noche que suspendía su campaña por la presidencia.  Crédito: Angel Valentin | Getty Images

Al final, la promesa de Marco Rubio fue más grande que la realidad. Su derrota aplastante en Florida, donde solo pudo ganar en el condado de Miami-Dade, lugar en el nació y donde ha vivido la mayor parte de su vida, es un final amargo para un político joven que alguna vez fue visto como el futuro de su partido y como la clave para ampliar el alcance republicano entre la minoría de mayor crecimiento electoral del país: los latinos.

Rubio suspendió su candidatura a la presidencia este martes por la noche, después de quedar abundantemente claro que perdía Florida por un margen impresionante, frente al insurgente Donald Trump. Desde hace semanas, Rubio había insistido que debía ganar Florida, su estado natal y el que representa en el senado federal, asegurando incluso que el precandidato que ganara allí “será el nominado republicano”.

El senador cubano americano de buena retórica, imagen atractiva y padres inmigrantes no logró que su mensaje optimista de “un nuevo siglo americano” importara mucho para la mayoría de los votantes republicanos que claramente buscaban otra cosa: alguien que destruyera el actual sistema en el que la mayoría de los seguidores de ese partido no han logrado progresar.

El propio Rubio lo reconoció esta noche con un prolongado discurso en el cual hizo una evaluación del momento político que vive su partido y que, hasta cierto punto, vive el país.

“Esta es una tormenta política, un tsunami y debimos anticipar que vendría”, dijo Rubio. Justo en ese momento, alguien del público comenzó a gritar y a interrumpir su discurso a lo que, sonriendo amargamente, contestó el fallido candidato: “no te preocupes, aquí no te vamos a golpear” (referencia a incidentes en eventos de Trump).

Rubio atribuyó el enojo de la base republicana a la recesión económica de 2007 y 2008 y a los cambios que a largo plazo ha sufrido la economía, haciendo sufrir a las clases trabajadoras.  Dijo además que “millones de gentes están cansadas de que las élites del partido los miren desde arriba” y dijo que los republicanos necesitan un establishment diferente “que no desprecia a las personas conservadoras, que no le dice a los jóvenes del partido que deben esperar su turno y que “están más interesados en ganar elecciones que en resolver problemas”.

Pero Rubio, a pesar de ser electo en 2010 al senado federal como candidato del Tea Party, trabajó con la Pandilla de los ocho en 2013 en un intento de reforma integral de inmigración que incluía una amplia legalización ganada. Desde su llegada al senado, en medio de una parálisis casi total del Congreso, Rubio no había podido tener grandes logros legislativos. Y este proyecto de ley no era del agrado de la base del partido.

Al final, Rubio rechazó su propio proyecto, como lo hizo el senador John McCain en 2012 y no por eso se hizo más simpático a la base conservadora. En Florida, fuera del Miami Dade donde hay una población diversa,  Rubio perdió en el resto del estado, donde la mayoría de los votantes republicanos son blancos de clase trabajadora que simplemente no lo querían a él, sino a Trump.

El rechazar su propia reforma migratoria por una alternativa en la que los inmigrantes recibirían, quizá, tras asegurar la frontera, un estatus temporal por diez años y el decir que los inmigrantes de clase trabajadora de hoy no debían tener las mismas opciones que sus propios padres, que fueron una doméstica y un bartender cuando llegaron de Cuba, tampoco congració a Rubio con los latinos.

La profesora Jessica Lavariega-Monforti, directora del departamento de ciencias políticas de Pace University en NY, estuvo de acuerdo con Rubio en esto: su mensaje era más optimista que la mayoría de los votantes republicanos y ese mensaje no conectó co n ellos. “Pero aún es joven, aún puede tener un futuro político”, agregó.

Otro observador, sin embargo, indicó que Rubio “siempre fue sobreestimado por todos y por sí mismo”.

“Rubio fue un candidato más débil de lo que parecía. Nunca enfrentó una campaña dura. Su triunfo en 2010 frente a Charlie Crist en Florida para el senado fue pan comido, su contrincante era muy débil y la campaña que organizó para la presidencia no fue muy hábil”, argumentó Ben Bishin, un politólogo de UC Riverside que se especializa en cubano americanos y estaba en Florida al momento de la elección. “Los que pensaban que fácilmente ganaría Florida no saben nada sobre Florida”, dijo.

Al final, Rubio también fustigó a su partido y a su candidato principal por “la política del resentimiento hacia los demás”.

“Eso nos quebrará como partido y como nación, terminaremos odiándonos por tener una opinión política diferente”, apuntó.

No está claro cual será el futuro político de Rubio. Este año también debe dejar el senado, ya que decidió no reelegirse, tras un único período, para perseguir su sueño presidencial. La gubernadura de Florida, que sería un paso natural, parece dificil después de la forma en que perdió el estado, dijeron observadores.

Quizá Rubio debió escuchar aquellos consejos de su madre que el senador contó a la revista Time en 2013.  Su madre Oriales García, le llamó en diciembre de 2012 y le dejó un mensaje en el buzón de voz.

“Tony (mote familiar), te quiero dar un consejo como la persona que más te quiere en el mundo. No te metas con los inmigrantes mijo. Por favor, no te metas con ellos. Son seres humanos como nosotros y vinieron por las mismas razones que nosotros. A trabajar, a mejorar sus vidas. Por favor, no te metas con ellos”.

En ese entonces Rubio dijo que ese consejo materno fue algo que le ayudó a recordar la parte humana de la inmigración, pero a la larga, sus ambiciones presidenciales fueron más fuertes.

Rubio decidió ser más restrictivo que generoso hacia los inmigrantes y aún así, esto no le valió el voto de los conservadores republicanos.

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