Editorial: Las dificultades de Hillary Clinton

Los principales problemas de credibilidad y confianza surgen de la misma candidata

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Crédito: EFE

El resultado de las asambleas demócratas de Iowa mostró que el camino a la nominación presidencial no será un paseo para la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton. El obstáculo que representa el senador Bernie Sanders se suma a los problemas que ya tiene Clinton creados por sí misma.

Recién ayer se confirmó la ajustadísima victoria de Hillary en Iowa, pero para sorpresa de todos, ella cantó victoria el lunes a la noche y partió rápidamente a New Hampshire. La prematura declaración le permitía ganar al menos la guerra mediática y llegar a la próxima primaria en donde Sanders es favorito por la cercanía de Vermont, el estado del legislador, a New Hampshire. Dos victorias al hilo de Sanders desde el comienzo, predestinaban una mala temporada para Hillary.

De todas maneras, la senda es complicada para la favorita partidaria porque en Iowa se vio que en la base partidaria hay un gran sector que la ve como parte del establishment, muy moderada y demasiado cercana a Wall Street. Un problema grande cuando el tema dominante en la base es la disparidad de ingresos y riquezas. Barack Obama le ganó a Clinton desde la izquierda desde el mismo sitio que hoy ocupa Sanders. Si el senador se llevase la nominación partidaria será muy difícil que un autoproclamado socialista pueda atraer el porcentaje de voto independiente tan necesario para llegar a la Casa Blanca.

Si Clinton es la nominada, como se anticipa, su candidatura deberá enfrentar el serio problema de percepción que ella tiene. Según las encuestas, la mayoría de los votantes no cree que ella es “honesta y confiable”. Su decisión de almacenar los correos electrónicos en su servidor  privado durante su labor al frente del Departamento de Estado refuerza la apariencia de que ella, como su marido Bill, se siente por sobre las leyes y normas que aceptan a todos. Sanders no ha explotado este tema, pero los republicanos se frotan las manos. Más aún cuando semana a semana salen más revelaciones del supuesto uso impropio de material secreto, lo que de ser cierto, es un delito federal.

El impacto de la guerra interna republicana, con Donald Trump a la cabeza, ha dominado la atención pública, pero la primaria demócrata no es un paseo porque desnuda las dificultades que tendrá en la elección general el ganador de la interna partidaria.

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