Editorial: Siempre criminales, nunca víctimas

La eliminación de las ciudades santuario ayuda a la delincuencia en vez de dar seguridad pública

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Crédito: Walter Gómez | EFE

El movimiento en contra de las ciudades santuarios alega que su intención es proteger la seguridad pública, sin embargo la intención es obligar a condados, ciudades y distritos escolares que respondan a los requerimientos de las autoridades de inmigración. Irónicamente, el impacto de esta política perjudica la protección de la población al minar la confianza de las comunidades inmigrantes con las fuerzas del orden locales.

Esto es significativamente importante en estados como Florida, que tiene una gran cantidad de residentes que son inmigrantes. Precisamente el martes se discutió allí un proyecto de ley (HB 675), que quiere eliminar la política actual que rige a 30 condados, más de la mitad del Estado, para obligar a todas las agencias del orden a que cumplan con las solicitudes (detainers) de ICE para que entreguen a un individuo determinado. Esta solicitud no tiene el poder de una orden de detención, ni tampoco tiene que demostrar nada en contra de la persona requerida, basta con que se solicite.

Las críticas contra las ciudades santuarios se acentuaron el verano pasado tras la muerte de Kathryn Steinel, en San Francisco, California, a manos de un indocumentado que había sido liberado a pesar de que había una solicitud de las autoridades migratorias federales. Este hecho condujo a que varios Estados como Maryland, Texas y Wisconsin, entre otros, estén considerando medidas similares. A nivel federal, el senador Ted Cruz es uno de los principales autores de medidas similares que no tuvieron éxito en el Senado.

Pero la acción de Washington es innecesaria si los legislativos estatales de mayoría republicana imponen sus propias reglas. En Florida la HB 675 ya tiene el visto bueno del comité correspondiente y ya está en el pleno, mientras que en el Senado estatal espera su turno una medida similar, la SB 872.

Obligar a que las autoridades locales se conviertan en agentes de inmigración es ver a los indocumentados erróneamente, como si fueran solamente delincuentes peligrosos. Una perspectiva muy alejada de la realidad, ya que también son víctimas de delitos, como lo comprueban día a día la policía local en ciudades con inmigrantes. Ellos deben tener confianza en las autoridades locales de que no serán deportados si denuncian un delito cometido en su contra.

Es una ignorancia creer que la única relación posible entre indocumentados y la policía puede existir cuando cometieron un delito y están presos, como la de actuar pensando que son siempre criminales y nunca víctimas.

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