Fe en tiempos de incertidumbre

En el Evangelio leemos que Jesucristo cruzaba un río bien grande junto con sus discípulos. Se pone a dormir en la parte trasera del bote.  Se acerca una tormenta con vientos fuertes y olas violentas.

Los discípulos se asustan y despiertan a Jesucristo pidiendo que les ayude. Jesucristo calma a las aguas y luego les dice a los discípulos “vosotros que tienen poca fe, ¿Por qué me despertaron? ¿Por qué no calmaron las aguas vosotros mismos?”

Los indocumentados se encuentran en tiempos de mucha incertidumbre. Esta semana la Corte Suprema decidió escuchar el caso de las órdenes ejecutivas del presidente Obama.

Si los jueces deciden atender el caso en junio, los cinco millones de nosotros que estamos cubiertos por las órdenes ejecutivas tendremos que esperar hasta junio para la decisión de la corte.

Mientras tanto nos enfrenta diariamente con la realidad de que Trump o Cruz podrían convertirse en el presidente de los Estados Unidos, trayendo consigo su amenaza de deportarnos a todos e inclusive quitarles la ciudadanía de nuestros hijos nacidos en los Estados Unidos.  Vivimos siempre sin tener certidumbre de que eventualmente se apruebe una solución justa en el Congreso.

Muchos de nosotros hemos atravesado peores momentos de incertidumbre. Hemos cruzado el desierto sin saber dónde íbamos a hallar agua.  Hemos viajado en camiones sin saber dónde nos iban a dejar.

Algunos hemos viajados encima de “la bestia” sin saber si los  delincuentes nos iban a asaltar, robarnos de todo y hasta arrojarnos del tren.

Por medio de la fe hemos perseverado. Por medio de la fe hemos creado vidas para nuestras familias y creado nuestros hijos.  Hemos participado en marchas y manifestaciones. Hemos recurrido a los niveles más altos del gobierno norteamericano para ofrecer nuestro testimonio.

Recientemente, La Familia Latina Unida proporcionó tarjetas de identificación a cientos de personas; estas tarjetas documentan que estas personas están dentro de los matrices establecidos por Obama y por lo tanto no deben ser ni detenidos ni deportados. Trump se ha jactado de tener el “crédito” por haber obligado a la administración para que reiniciara de nuevo a las redadas en búsqueda de los refugiados centroamericanos que en tiempos recientes cruzaron la fronteras y recibieron órdenes de deportación, pero no salieron por si solos. Esto amenaza a todo mundo una vez más.

Nosotros tenemos los conocimientos para defendernos mientras que esperamos hasta que al fin se dan los aplazamientos y los permisos de trabajo.

Tenemos nuestra fe.  Tenemos las comunidades que hemos erguido.