Editorial: Con Obamacare siempre en la mira

La nueva era en la Cámara Baja inicia con lo peor del celo ideológico de Washington

Paul Ryan

Crédito: Chip Somodevilla | Getty Images

Se habla de una nueva era que comienza en la Cámara de Representantes bajo la presidencia del congresista Paul Ryan, aunque su primera acción no tiene nada de novedoso, como repetir  la pérdida de tiempo de votar por la anulación de la expansión de cobertura médica. La gran diferencia es que habrá una oferta republicana, pero esta llegará como para fin de año. Es decir se quiere quitar el seguro médico a 29 millones de personas bajo la promesa de que algo vendrá.

El gran cambio es que por primera vez llegó a la firma del presidente uno de los más de 60 proyectos de ley, eliminando el Obamacare, aprobados por la Cámara Baja, gracias a que el Senado ahora es republicano. Ryan habla de tener una agenda de propuestas concretas que posiblemente necesiten también de un presidente republicano. Esto significa que la Cámara será un refuerzo republicano en un año electoral. Lo indicado sería que hicieran su labor que es legislar, pero parece que en el 2016 van mantener el record actual de ser el Congreso menos productivo.

A esta altura no sorprende el odio visceral de la bancada republicana hacia el Obamacare. Los numerosos obstáculos lanzados en su contra fueron superados por la urgente necesidad de proteger a millones de personas que estan solo una enfermedad de distancia de la bancarrota, la ruina o la muerte.

La obsesión en los republicanos del Congreso contra Obamacare, es un ejercicio ideológico alejado de la realidad. La idea que el plan de seguro médico se derrumba o hay que derrumbarlo, como indica Ryan, es el mejor ejemplo de la burbuja de Washington.

La mayoría de los estados de la nación están implementando el Obamacare. Los 10 Estados con gobernadores republicanos ignoraron los deseos de sus legisladores para dar cobertura médica a millones de sus habitantes con fondos federales, que hasta pueden ser usados reemplazar los fondos estatales destinado a la salud en las prisiones. Eso ya en sí es un buen negocio. Estos gobernadores republicanos muestran que hay una diferencia entre gobernar bien y la retórica ideológica.

A los congresistas les queda la esperanza que todavía hay 20 gobernadores republicanos, en su mayoría de Estados sureños, que prefieren tener sus habitantes enfermos y en la bancarrota antes aceptar Obamacare. Allí está el mejor ejemplo del costo de la obsesión republicana con el plan del presidente.

La nueva era legislativa es una mala película conocida.

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