Óscar Valdez, el boxeador mexicano de la mascota exótica y que sueña con ser como JC Chávez

El dos veces olímpico mexicano está cerca de ir por un campeonato mundial, pero primero sube al ring en Arizona con su récord perfecto de 17-0

Óscar Valdez es uno de los boxeadores mexicanos más promisorios y él quiere hacer historia.

Óscar Valdez es uno de los boxeadores mexicanos más promisorios y él quiere hacer historia. Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Tener un cocodrilo como mascota y nadar con él en la piscina de su casa es uno de los sellos característicos de Óscar Valdez, el invicto boxeador mexicano.

“Yo siempre he querido sobresalir, no me gusta ser segundo en nada, quiero ser mi propia persona, no parecerme a nadie más”, dice el púgil, que este 12 de diciembre enfrentará al filipino Ernie Sánchez en Tucson, Arizona, dentro de la categoría de las 126 libras en un pleito pactado a 10 rounds.

Cuidar y jugar con un cocodrilo, que mide y pesa lo mismo que él, no es lo más impresionante que Óscar ha hecho en su vida.

En el aspecto deportivo, el originario de Nogales, en el estado de Sonora, es uno de los boxeadores mexicanos con el expediente histórico más impresionante en el terreno amateur.

Óscar es el único pugilista que ha representado a su país en dos Juegos Olímpicos, primero en 2008 en Beijing y cuatro años después en Londres 2012.

A los 17 años de edad se convirtió en el primer mexicano en ganar una medalla de oro en un Campeonato Mundial Juvenil al levantar el puño en el evento que en 2008 se organizó en Guadalajara. En 2009 acrecentó su palmarés al ser el único mexicano en ganar una presea en un campeonato mundial de categoría abierta al llevarse el bronce en Milán, Italia.

“Yo tengo prácticamente toda mi vida en el boxeo”, dice Óscar, quien tuvo su primera pelea a los nueve años bajo la tutela de su padre, del mismo nombre, quien fue boxeador aficionado.

“No es que haya sido peleonero de niño, en la escuela me tuve que defender un par de veces, pero no fue por eso que me convertí en boxeador”, señaa el pugilista de 24 años de edad, que entrena en un gimnasio de Carson para preparar su siguiente combate.

“Yo veía a mi papa entrenar en el gimnasio, él me llevaba a sus entrenamientos y fue ahí que me enamoré de este deporte”, confiesa.

Regreso a Nogales

Cuando tenía un año de edad, Óscar y sus padres se mudaron a Tucson, ciudad donde vivió hasta los 12 años para después retornar con su papá a Nogales, México, cuando sus padres se divorciaron.

Fue ahí, a la vela de su padre, que se convirtió en el destacado boxeador amateur mexicano con sus más de 250 combates.

Ya en su etapa profesional, Óscar ha demostrado tener calidad de campeón y en estos momentos es el número uno de la lista de retadores de la Organización Mundial de Boxeo en la categoría de los pluma. Valdez es noveno en las listas del Consejo Mundial de Boxeo.

“Esto no es nada más de subirse al ring y agarrar dinero, se requiere tener talento y trabajar mucho, mucha gente no considera eso”, comentó el pugilista que está invicto con récord perfecto de 17-0 (15 KOs).

“La gente debe de entender que el boxeo son golpes y que nosotros arriesgamos nuestra vida en cada pelea. Si no te preparas bien antes de cada combate los riesgos son mucho mayores”, dice el mexicano, quien siente una emoción especial de cara a su próximo pleito.

“Es la primera vez que voy a pelear en un lugar al que considero mi casa, en Tucson vive mi mamá, mis abuelos, tengo muchos amigos”, explica.

“Esta pelea es algo así como cerrar un ciclo de mi vida para comenzar otro, uno que me lleve a ser campeón del mundo, si Dios quiere, el próximo año”, estima Óscar, quien luego admitió tener un sueño mucho más grande que ganar un campeonato.

“Quiero que se hable de mí como se habla de Julio César Chávez. No quiero ser solamente otro campeón mexicano, quiero ser una leyenda. Quiero que cuando se hable de los mejores peladores en la historia del boxeo mexicano se hable de Óscar Valdez”.

Distinto, como sus mascotas

Óscar Valdez radica en la ciudad de Hermosillo, en donde tiene un rancho, y es en ese lugar donde construyó la alberca donde tiene al cocodrilo que compró hace un par de años en una exposición de animales exóticos en la Ciudad de México.

“Mira, está igual de alto que yo”, dice Óscar, mientras en su teléfono muestra un video de su singular mascota, a la cual bautizó como Steve Irwin.

En las imágenes se ve al boxeador montarse en la espalda del enorme reptil para bucear juntos en lo más profundo de la piscina.

“El cocodrilo no me va a atacar mientras no tenga hambre”, explica el boxeador. “Los cocodrilos no necesitan comer todos los días y yo lo mantengo bien alimentado para que no tenga la necesidad de atacar”.

“En el rancho tenemos muchas gallinas y muchos gallos, y los gallos se pelean entre ellos y se matan. Eso le doy de comer a mi cocodrilo, con un gallo cada tres o cuatro días es más que suficiente para alimentarlo”, apunta el boxeador, quien se dice amante de los animales exóticos.

“He tenido cuatro cocodrilos, he tenido víboras de cascabel, me gusta tener mascotas diferentes a las del resto de la gente; así soy yo, diferente”.

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