Editorial: Matanza en San Bernardino

El fácil acceso a las armas es otro tema que no se puede pasar por alto.

Flores yacen cerca del Inland Regional Center, donde el miércoles fueron asesinadas 14 personas. (Aurelia Ventura/La Opinión)

Flores yacen cerca del Inland Regional Center, donde el miércoles fueron asesinadas 14 personas. (Aurelia Ventura/La Opinión) Crédito: Aurelia Ventura | La Opinión

Una nueva tragedia estremeció la nación. El asesinato de 14 personas en un almuerzo festivo de empleados condales de San Bernardino pareció repetir un acontecimiento tristemente conocido. Que los principales sospechosos sean un ciudadano estadounidense y su esposa,  y que hayan actuado con una destructiva agenda terrorista, agrega una preocupación más a esta matanza.

Entre las peculiaridades se halla el hecho que Sayd Farooq haya matado a compañeros de trabajo en lo que parece ser un acto de terrorismo, según el armamento y explosivos encontrados en su caso. Hay reportes que indican que Farooq, un devoto musulmán, se habría radicalizado en los últimos tiempos y mantenido contactos con personas cercanas al extremismo islámico. Es fundamental tener una exhaustiva investigación para saber los motivos y el detonante de esta masacre.

Esta tragedia se produce en un delicado momento político influenciado por los cruentos ataques de París. El debate nacional sobre si se debe aceptar a los refugiados sirios tomó un tono agrio y a veces repugnante en contra de los inmigrantes y musulmanes. Este incidente confirma lo que se ha temido desde mucho tiempo, que el peligro no está limitado a los extranjeros sino que hay estadounidenses radicalizados que se identifican con el extremismo islámico,  dispuestos a tomar las armas.

Al mismo tiempo, es importante no caer en generalizaciones. Un musulmán no es un terrorista en potencia, como tampoco es un asesino en remisión alguien que le disguste la labor de Planned Parenthood. Las autoridades, políticos y candidatos tienen la responsabilidad de no atizar el fuego cuando se necesita calma para sacar provecho propio.

El fácil acceso a las armas es otro tema que no se puede pasar por alto. El poderoso armamento destructivo fue comprado legalmente y usado contra gente conocida por el asesino. Este es un patrón repetido que nada tiene que ver con el islamismo y todo con las leyes laxas de control de armas que diariamente convierten las calles y hogares estadounidenses en escenas de crimen.

Hay un fenómeno terrorista global que aparentemente mostró su rostro en San Bernardino. La reacción debe ser con la cabeza fría y sin confundir inocente con pecador.

En esta nota

Control de Armas masacre San Bernardino Tiroteos EEUU
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain