Guerrero: la violencia sin freno

Los asesinatos y las extorsiones no paran de aumentar, cargos públicos se ven obligados a renunciar y el turismo ha desaparecido

Las elecciones en Tixla se suspendieron el pasado junio por levantamientos como éste.

Las elecciones en Tixla se suspendieron el pasado junio por levantamientos como éste. Crédito: Getty Images

MÉXICO – Con la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala hace 14 meses que puso en evidencia la corrupción, el narcotráfico y la impunidad en el estado de Guerrero. Los habitantes esperaban un cambio radical en los niveles de violencia del Estado, pero Guerrero sigue de mal en peor con el incremento de asesinatos, extorsiones e ingobernabilidad.

En las últimas horas, el fiscal general Miguel Ángel Godínez renunció a su cargo sin más explicaciones que decir que fue una decisión tomada junto con su familia, mientras el alcalde de Pungarabato dimitió con un argumento contundente: bandidos del crimen organizado le han cerrado los negocios y le exigen alrededor de dos millones de dólares del “Ramo 33”, que es como se llama a la partida presupuestal que da el gobierno federal a los municipios.

“Los alcaldes en Guerrero siguen amenazados y hemos pedido millones de veces al gobernador (Héctor Astudillo) una audiencia sin tener respuesta”, dijo Beatriz Mojica, secretaria General del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Mientras tanto, en el municipio de Tixtla, ubicado a unos cuantas millas del Palacio de Gobierno estatal, se pasean por las calles camionetas sin placas conducidas por hombres armados hasta los dientes a solo unas horas de que se lleven a cabo nuevas elecciones el próximo domingo, luego de que familiares de los 43 estudiantes anularan las anteriores el pasado junio.

Múltiples muertes cada día

Así llegaron 10 vehículos al barrio el Fortín, donde se encontraban siete integrantes de la policía comunitaria y asesinaron a cuatro con rifles AK47, según reportó la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), la organización a la que pertenecían las víctimas.

Los asesinatos se suman a las estadísticas más altas que ha tenido el estado en los últimos años con picos de hasta 19 muertes violentas al día. Según el recuento del diario El Universal, de enero a agosto fueron 900; según una agencia local, 1651 hasta noviembre.

En las últimas horas, por ejemplo, tan solo en Acapulco la policía reconoció el hallazgo de un cuerpo putrefacto en Puerto Marqués; la muerte a tiros de un joven de 17 años y de cuatro más en las colonias Postal y Palma Sola, a pesar de los operativos de seguridad de la Gendarmería, la Policía Federal y la Policía Estatal.

Por la violencia sin freno la economía en el puerto se ha ido al suelo.

“Si no hay seguridad no hay turistas”, dice Pedro Falcón, presidente de la Asociación de Agencias de Viaje de Acapulco, que ha visto caer dramáticamente el interés de los vacacionistas.

En 2009 llegaban hasta 30,000 springbreakers por temporada; en 2011 arribaron 500 y este año, ninguno. Igual situación ocurre con los cruceros trasatlántico que pasaron de 150 a siete en 2014.

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