El repunte de niños migrantes en agosto, por inseguridad

México – Hace semanas que Carlos Bartolo, director del albergue Casa Hogar de la Misericordia en Arriaga, Chiapas, observa cambios en el comportamiento entre los migrantes centroamericanos cuyos flujos habían disminuido durante 2015 frente al Operativo Frontera Sur enfocado a contener indocumentados desde la crisis que llevó hasta EEUU a 68,000 niños el año pasado.

Por este precedente, a Bartolo le llamó la atención ver otra vez el incremento de madres centroamericanas que viajaban con sus hijos. A mediados de agosto, en un solo día llegaron 10 con dos o tres niños cada una: el mayor de todos tenía apenas 11 años y el menor era un recién nacido.

“Ya no se arriesgaban a venir con niños y ahora están viniendo otra vez, de Guatemala, de Honduras y hay un repunte de salvadoreños con niños”, dice en entrevista con este diario. “Además vienen más a la ofensiva,  organizándose en grupos para evitar ser detenidos por los agentes del Instituto Nacional de Migración: “Les lanzan piedras, se arman con palos: parecen desesperados”.

Miles de kilómetros al norte, la patrulla fronteriza en Estados Unidos se percató de esta misma alza en el arribo de niños migrantes  con cifras concretas en el mes de agosto: 5148, un repunte que el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, calificó de “inexplicable”.

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Pero los encargados de las casas de los migrantes el incremento sí tiene una explicación, una lógica directamente relacionada con la inseguridad: “Las madres tienen miedo de que las pandillas se lleven a sus hijos y prefieren emigrar”, dice Bartolo.

En agosto pasado El Salvador vivió el fin de semana que la prensa llamó “el más violento del siglo” con 220 asesinatos para sumar 3,600 muertes en lo que va del año por enfrentamientos entre pandillas – principalmente Barrio 18 y Mara Salvatrucha 13- y las autoridades.

La Suprema Corte de Justicia de El Salvador declaró recientemente algunas actividades de las pandillas como “terroristas” y la inseguridad se ha ido por las nubes. “El gobierno enfrenta a las pandillas intesificando la represión, desatando una escalada”, advierte el analista guatemalteco Juan Ramón Medrano.

En Guatemala, el verano se complicó entre una crisis política por el juicio al presidente Otto Pérez y la creciente violencia derivada del narcotráfico: “La inseguridad está robando la inseguridad y el presupuesto”, dice la internacionalista Rinna Mussali.

El único camino que queda para muchas familias es emigrar.