El enemigo de Trump

Sus seguidores le abandonarán uno por uno si no logra generar un proyecto real de gobierno.

Republican Candidates Take Part In Debates At Reagan Library In Simi Valley

Crédito: Justin Sullivan | Getty

“No necesitamos un aprendiz en la Casa Blanca”, insinuó el gobernador de Wisconsin Scott Walker con relación al temple de Donald Trump. Luego exclamó: “Tenemos uno aquí…la gente no sabe quién eres [Trump] ni hacia dónde te diriges”.

Después de tres horas largas al frente de la televisión –viendo y analizando un debate agotador—, finalmente se pudo apreciar al candidato político que hará daño al egomaniático y narcisista empresario de bienes raíces. Ese personaje no es Walker, a pesar de haber hecho referencia de que es un político ineficaz.
Tampoco es Jeb Bush. El ex gobernador de Florida demostró más preparación a la hora de responder preguntas, pero también hizo notar su falta de personalidad en el escenario.Trump, quién estaba a su lado derecho le cortó la palabra, le levantó la voz y lo trató como si fuera un personaje de su show  The Aprentice.

Menos podría ser el senador Ted Cruz, quién se ha mostrado condescendiente a los proyectos anti-inmigrantes de Trump, a pesar de que “en la práctica” es una persona inmigrante como todos demás latinos.

El senador de Florida Marco Rubio no es el que derrumbará la campaña política de Trump. Ayer demostró que es un candidato con mucho aplomo, seguridad y conocimientos, especialmente en cuestiones de política internacional.

Tampoco es Carla Fiorina. En el debate se presentó con mucha personalidad y precisa en sus respuestas. Increpó a Trump por su falta de tino en el negocio y le acusó de haber declarado cuatro bancarrotas.

El candidato que derrumbará las pretensiones de Trump de llegar a la Casa Blanca es el mismo Trump. Todos sabemos que es un egomaniático, un narcisista, un mentiroso patológico y un matón (bullying) sin límites.

La debilidad de Trump está en su falta de conocimiento de los problemas que aflige al país en cuestiones internacionales y en política doméstica. Durante el debate hizo notar que no sabe ni “J” de lo que sucede en el Medio Oriente. Sus respuestas no tienen sustancia o algún sentido propio.

El electorado norteamericano es muy cuidadoso a la hora de sufragar su voto. Trump piensa que son tontos, idiotas, que se dejan convencer con palabras de grandeza (nice, great…), pero está totalmente equivocado. Muchos republicanos toman muy en cuenta la capacidad del individuo de resolver problemas a partir de propuestas concretas.

Trump abrió una grieta en su polémico camino a la Casa Blanca. Si es que persiste con su habitual figura de amarillista político y no logra generar un proyecto real de gobierno, sus seguidores le abandonarán uno por uno. Trump ha encontrado a un enemigo acérrimo en su persona.

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