La paranoia como estrategia electoral

El lado más odioso del GOP domina el debate sobre inmigración

Millones de personas esperan por los alivios migratorios.

Millones de personas esperan por los alivios migratorios. Crédito: Aurelia Ventura/La Opinion | La Opinion

La diferencia entre gobernar y ser un candidato en campaña política puede ser muy grande si se habla de inmigración, y especialmente si se es republicano. El que está en un puesto de poder debe lidiar con realidades humanas y económicas, mientras el candidato, como está ocurriendo ahora, estimula la frustración de sus votantes con estereotipos para después prometerles soluciones imposibles.

Este contraste surge precisamente esta semana entre la elección primaria republicana, cuyos precandidatos tendrán su segundo debate y el gobernador republicano de Michigan, Rick Snyder. Es de esperar que los aspirantes presidenciables continúen compitiendo en quien es más duro en cuanto inmigración. Quien más, quien menos todos adaptaron posiciones pasadas a la nueva realidad que impuso Donald Trump. El que el debate se haga en el Museo Presidencial de Ronald Reagan, seguramente no impedirá que se despotrique contra los inmigrantes, al mismo tiempo que dicen identificarse y admirar al ex presidente que otorgó la última legalización migratoria.

Snyder, por su parte, está celebrando la Semana de Bienvenida a los inmigrantes. La meta es atraerlos “para que desarrollen su potencial” de manera que con su trabajo y espíritu empresarial impulsen la economía estatal. El gobernador es un empresario de tecnología que comulga con los principios republicanos económicos y sabe que la recuperación de su Estado requiere un fervor inmigrante que conduce al trabajo duro, a la responsabilidad y a ser parte de una sociedad en donde la familia pueda progresar.

Esta imagen es muy distinta al del inmigrante violador que comete delitos, mata gente y quita empleos que predomina en un sector de votantes republicanos, cuyo respaldo es buscado por los precandidatos presidenciales. Estos políticos siguen la estrategia de usar la inmigración como paranoia. Es la política de confirmar los temores de los votantes, hasta los más irracionales, para prometerles muros impregnables y la deportaciones millonarias. Todo vale, hasta basurear a gente trabajadora, para conquistar una base política cada vez más pequeña y extremista.

La tragedia del Partido Republicano, y de los latinos, es que sea hoy Trump, y ayer la Cámara Baja, en vez de alguien como Snyder sea el que lleva la batuta en lo migratorio. La diferencia entre uno y otro es muy grande, no es una cuestión de palabras sino de hasta cuan bajo puede caer los candidatos para promover el resentimiento y paranoia hacia los inmigrantes .

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