¿Por qué el Papa Francisco va a Cuba?

Edgar Muñoz escribe el blog "La Huella"

La Habana

La Habana Crédito: EFE | EFE

El Papa Francisco nunca ha pisado Cuba, pero eso no lo hace desconocedor de lo que pasa políticamente en la isla, la cual pronto conocerá en su viaje pastoral del 19 al 22 de septiembre próximo, cuyo destino final es Estados Unidos. En 1998, cuando el Papa Juan Pablo II se encontró con el presidente marxista, Fidel Castro, en el aeropuerto de la Habana, el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, difundió una reflexión crítica y fuerte de 35 páginas sobre el papel de la Iglesia Católica en Cuba.

Monseñor Bergoglio así se refería de Cuba en aquel entonces: “el segundo factor de crisis, ha sido la ineficiencia de la revolución en su aspecto económico. No debe entenderse esta cuestión como meramente técnica, sino más bien como consecuencia de la violación de los derechos humanos a la iniciativa, a la propiedad y a la libertad en el sector de la economía”.

Aunque el ensayo de Bergoglio resalta el diálogo como el principal acercamiento que abrió Juan Pablo II con los hermanos Castro, que durante años persiguieron a los católicos por su fe, (hasta sacaron a los santos de las casas de los cubanos), también le mete palabras duras que exigen al entonces gobierno del comandante Fidel Castro la promoción de los derechos humanos como principal desarrollo del hombre.

Dentro de la Iglesia Católica, no es común ser tan directo. Bergoglio le metió el dedo en la llaga al sistema castrista al insistir que “es necesario para Cuba y para otras naciones, emprender un plan tendiente a transformar algunas estructuras y en especial sus instituciones políticas, para sustituir regímenes corrompidos, dictatoriales o autoritarios, por otros democráticos y participativos”.

Este era el Bergoglio de 1998, cuando el Papa Juan Pablo Segundo dijo en la Plaza de la Revolución “que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”. Actualmente se desconoce la posición del Papa Francisco con respecto a Cuba. Se esperaría una acción más atrevida que el mensaje de Benedicto XVI, cuando después de visitar a México pisó Cuba en 2012.

Me tocó cubrir como reportero la primera visita de un Pontífice a Cuba, con Juan Pablo II, y también la segunda visita de un Papa a la Habana con Benedicto XVI, quien fue demasiado diplomático con el gobierno de Raúl Castro, al siempre usar parábolas del evangelio para hablar de “cambio” y de “libertad”. Nunca habló de los disidentes, tampoco se reunió con ellos, eso sí, logró cambios religiosos en la isla y dio luz verde a la beatificación del sacerdote Félix Varela, quien dedicó su vida ayudar a los pobres.

Al igual como lo hizo Benedicto XVI, se confirmó un encuentro cara a cara del Papa Francisco con el líder legendario Fidel Castro. Desde la segunda visita papal, Fidel se mostró como un hombre cansado, el cuerpo encorvado y todo el tiempo de la mano de su hijo Antonio. Será histórico ver de la mano al Papa Francisco y Fidel Castro, quien se formó en escuelas jesuitas. Bergoglio a su vez, es un sacerdote de formación jesuita.

El Papa Francisco aún no sabe lo que es comer “moros con cristianos” en la isla pero conociendo su trayectoria y su modo de ser, se esperarían palabras sobre la libertad de expresión, de creencia, sobre los derechos políticos y un clamor por más libertad en el gobierno castrista, que lleva 56 años en el poder.

edgar.munoz@nbcuni.com

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