El misterio del autobús 5 y los 43 de Ayotzinapa

La ausencia del vehículo en los informes sugiere la presencia de narcos en el caso de los desaparecidos

Los indicios se relacionan con las rutas de heroína  Iguala.Chicago .

Los indicios se relacionan con las rutas de heroína Iguala.Chicago . Crédito: N/A

México.- Pablo González es un narcotraficante treintón y escurridizo que hizo de la ruta Iguala- Chicago un corredor del tráfico de heroína en autobuses de transporte hasta que la DEA lo pescó, un año antes de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y 23 meses previos a que su nombre saltara en el informe de los expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA).

El Grupo Interdisciplinario de la OEA que cuestionó el peritaje del gobierno mexicano el domingo pasado puso el ojo en González, operador de la organización criminal Guerreros Unidos (GU) en Chicago, a donde llevaba hasta 26 kilos de heroína y cocaína por semana en compartimentos secretos de camiones que controlaba Mario Casarrubias, hermano de Cidronio, acusado de ordenar el ataque contra los normalistas.

Bajo el liderazgo de los Casarrubias, fundadores de GU, se incrementó en Guerrero la producción de amapola. De 2008 a 2015,  la ONU ubicó al estado como el principal productor en México con un salto cuántico de 6,900 hectáreas a 15,000, principalmente en el municipio de Iguala y sus alrededores.

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La zona representa la geografía intermedia entre Acapulco y la Ciudad de México y ha sido peleada a sangre y fuego el cártel de Sinaloa, los Caballeros Templarios, los Rojos y Guerreros Unidos.

“Iguala es la ruta, es algo que no ha cambiado a pesar de todo y no cambiará”, sostiene Mariana Hernández, concejal del municipio. “Los malos ahí siguen”.

Al incremento de la producción siguió el crecimiento del tráfico. Así los Guerreros Unidos se hicieron del control del transporte desde la terminal en Iguala, la misma a donde llegaron los estudiantes la noche del 26 de septiembre pasado para hacerse del transporte que los llevaría de regreso a su escuela.

Los expertos de la OEA encontraron indicios de que uno de los cinco autobuses que “tomaron” prestados los estudiantes habría sido arrebatado a punta de armas largas por la Policía Federal apenas salieron de la terminal, según un escrito del chofer que encontraron en el expediente que les compartió la Procuraduría General de la República.

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La falta de indagatoria de los peritos oficiales en esta línea de investigación levanta suspicacias de la OEA dados los antecedentes de narcotráfico en autobuses desde Iguala a través de Guerreros Unidos y su enlace en Chicago.

Las autoridades estadounidenses decomisaron el día de la captura de Pablo González (agosto de 2013) diversos teléfonos celulares desde los cuales se comunicaba a la clave lada 733 que abarca Iguala y 17 comunidades aledañas. En sus conversaciones –según la DEA- hablaba de “tías” para referirse a los autobuses; de “niños” para referirse a los paquetes de droga” y de “documentos” para referirse al dinero.

Bajo esos códigos de lenguaje, la indagatoria pendiente del gobierno sería encaminada a saber si “las tías que transportaban a los niños sólo querían los documentos”. O también a los estudiantes.

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