Editorial: Los nativistas y el español

Donald Trump sigue explotando el temor a los inmigrantes con estereotipos

El magnate Donald Trump muestra el documento en el que se compromete a apoyar al candidato republicano que obtenga la nominación de su partido para buscan la presidencia de EEUU.

El magnate Donald Trump muestra el documento en el que se compromete a apoyar al candidato republicano que obtenga la nominación de su partido para buscan la presidencia de EEUU. Crédito: Getty

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Nada enriquece tanto a las personas y a los países como los idiomas y las culturas que representan. Medio mundo invierte una gran cantidad de dinero, inteligencia y esfuerzo en aprender idiomas para entender mejor a los demás, facilitar la cultura y los negocios. Pero el español aún es utilizado como un arma política y demagógica en Estados Unidos, donde a veces parece que sólo se entiende en inglés y sólo se ve lo que se dice en inglés. Una visión estrecha, y un olvido de la propia historia, que impide conocer mejor a otras personas y sus culturas.

​El aprendizaje y manejo del inglés es fundamental para el progreso y éxito en Estados Unidos . Es una cuestión de sentido común reconocida  por todos, inmigrantes y nativos. ​Hablar un segundo idioma es un poderoso instrumento para ​ser  competitivo en la economía global. Pero lo que ​es  claramente una virtud se convierte en un defecto en la primaria republicana presidencial.

Tanto el Comité Nacional Republicano, como muchos de sus integrantes, valoran la capacidad de un político de comunicarse en su idioma y llegar con su mensaje a un electorado ​ como el latino. En este aspecto, el  bilingüismo del precandidato presidencial Jeb Bush debería enriquecer sus posibilidades, ​pero  el hecho de responder en español a una pregunta hecha en el mismo idioma le mereció el comentario de Donald Trump de que Bush “realmente debería fijar un ejemplo hablando inglés mientras está en Estados Unidos”.

La crítica de Trump es parte de la estrategia de atacar cada paso que da Bush, considerado el aspirante del establishment republicano. También es parte del mensaje antiinmigrante dirigido a una base nativista blanca que ve a los extranjeros como la raíz de todos los males. Para estos votantes la mención del español en este contexto se encuadra en el estereotipo del inmigrante que se resiste a aprender inglés y quiere imponer su cultura por sobre la estadounidense, despertando un temor y rencor nativista.

La realidad es ​bien distinta. Los colegios que enseñan  inglés a los adultos no dan abasto para atender la cantidad de inmigrantes que quieren aprender.

​El porcentaje de latinos que hablan inglés es cada vez mayor, según el Pew Research Center , y de acuerdo a la Oficina del Censo, ocho de cada ​diez  hispanos jóvenes hablan los dos idiomas.

Pero  Trump es quien lleva las riendas del debate republicano y salvo Bush no hay rivales en la contienda que se atrevan a contradecir un exabrupto como este por temor a ofender ​a la base republicana.

La estridencia de Trump está borrando las metas republicanas de atraer a los latinos usando estereotipos sobre los inmigrantes ​, pero además pone en cuestión en propio futuro de EE UU en una sociedad global donde​ ​el multiculturalismo y la empatía para entender, pensar y hablar como otros es una de las grandes ventajas competitivas en la globalización. No caben ya los nacionalismos, ni idiomáticos ni excluyentes.

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