Accidente por auto defectuoso deja huérfanos en dos familias

Dos inmigrantes indocumentados que residían en LA mueren al incendiarse camioneta; sus familiares ahora piden justicia

Cindy Rosas, esposa del fallecido Rosalío Muñoz Reyes relata el accidente fatal que cobró la vida de su esposo.

Cindy Rosas, esposa del fallecido Rosalío Muñoz Reyes relata el accidente fatal que cobró la vida de su esposo. Crédito: Aurelia Ventura / La Opinión

@aracelimartinez

Como lo hacían desde hace cinco años, Rosalío Muñoz Reyes y Juventino Díaz Hernández regresaban de Riverside, a donde iban todos los días desde el este de Los Ángeles, a ganarse la vida con la venta de dulces y fresas en las calles, cuando un golpe por alcance, prendió en llamas el auto en que viajaban.

Rosalío de 26 años y Juventino de 49 murieron al instante. Sus cuerpos quedaron calcinados dentro del auto Chrysler Cherokee modelo 2002. Ahora sus familias deberán esperar casi un año para que les entreguen sus restos.

“El condado de San Bernardino no tiene los laboratorios para probar su identidad, por lo que las pruebas tienen que hacerse en Washington”, dijo el abogado Arnoldo Casillas, a quien el consulado de México en San Bernardino les pidió prestar ayuda a las familias de las víctimas.

El trágico accidente ocurrió el 22 de enero pasado como a las 6:45 de la tarde, sobre la autopista 60 a la altura de Ontario.

Juventino Díaz Hernández, un inmigrante de Veracruz, México deja a su esposa Martha, y dos hijos, uno de ellos menor de edad. Era el sostén de su familia en México.

A Rosalío Muñoz, de Puebla, México le sobreviven su compañera Cindy Rosas con quien tiene un hijo de cuatro años, y otro que viene en camino. Cindy con un embarazo de dos meses, no trabajaba y dependía de los ingresos de Rosalío.

Un asistente del abogado Casillas fue hasta la sierra de Veracruz, México a buscar a la familia de Juventino Díaz para darle la noticia. A través del consulado mexicano, le consiguieron al hijo mayor de 23 años, Juventino Díaz Luna, una visa humanitaria de emergencia para que viniera a hacerse la prueba de ADN y poder comprobar que se trata de su padre.

“Apenas en diciembre pasado con muchos trabajos había comprado el auto”, dice con los ojos enrojecidos Juventino Díaz Luna mostrando las fotos que por el teléfono le había mandado su progenitor.

“Es algo muy doloroso. La familia entera se ha derrumbado. Él era muy amigable, muy querido, generoso. Había venido a trabajar aquí para ahorrar y regresar y poner un negocio en México”, dice Juventino quien no veía a su padre desde hace cinco años.

Cindy Rosas comenta que ha sido muy difícil recibir la noticia de la pérdida de su compañero y el padre de sus hijos. “Él y Juventino se iban juntos en el mismo carro a trabajar a Riverside para ahorrar gasolina. Allá no hay tanta competencia entre los ambulantes”, sostiene.

El abogado Arnoldo Casillas dijo que en los próximos 60 días presentará una demanda por negligencia contra la empresa Chrysler, fabricante de la camioneta en que viajaban los inmigrantes.

“Ellos fallaron en notificarles que debían llevarles la camioneta para instalarles una barra protectora en la parte de atrás que protegiera el tanque de gasolina”, explicó.

Agregó que los jeep cherokees 2002 fueron un modelo defectuoso. Tienen un tanque de gasolina de plástico, detrás del eje trasero, expuesto a que la hora de un golpe por atrás, se comprima y explote a la menor chispa como ocurrió con la camioneta en la que iba Juventino y Rosalio.

“Lo peor es que esas camionetas siguen en las carreteras. Y con la demanda buscamos un remedio económico para dos familias que han quedado desprotegidas sin el jefe que las sostenía”, indicó.

Añadió que además es muy duro para ellos, tener que esperar hasta un año para poder dar cristiana sepultura a lo que quedó de sus restos.

Por su parte, un portavoz del Grupo Chrysler de Estados Unidos indicó a La Opinión lo siguiente:

“FCA US (Grupo Chrysler de Estados Unidos) expresa sus más profundas condolencias a todas las familias y amigos afectados por la pérdida de sus seres queridos en este trágico choque, el cual, de acuerdo a reportes periodísticos, fue causado por la alta velocidad y energía de un conductor irresponsable, que golpeó a un jeep Grand Cherokee que estaba parado, a una velocidad de autopista con consecuencias trágicas.”, dijo Michael Palese, portavoz de Chrysler.

FCA US hizo notar que el vehículo en cuestión llena o excede todos los estándares federales de seguridad aplicables y tiene un excelente récord de seguridad. “De hecho, estos vehículos han tenido un buen desempeño comparado con similares en choques por detrás, en muchos años de operación”, agregó.

No hubo comentarios sobre el estado que lleva la campaña de avisos para colocar las barreras de protección con ganchos remolcadores a los vehículos como el Gran Cherokee en el que iban los dos mexicanos que murieron en enero pasado.

En 2012, Chrysler acordó retirar un millón y medio de autos Jeep Libertys y Grand Cherokees. Pero en 2014, muchos propietarios seguían en espera.

La preocupación es porque algunos de los viejos modelos podían con facilidad prenderse en llamas cuando eran golpeados por detrás. Investigadores federales determinaron que los tanques de gas montados en la parte de atrás de los jeeps podían con facilidad perforarse, lo que relacionaron con docenas de muertes a nivel nacional.

Entonces pidieron a Chrysler tomar acción. La compañía negó cualquier problema de seguridad pero acordaron instalar una especie de traba en los jeeps para reducir la posibilidad de lesiones y muerte durante un impacto.

Chrysler comenzó a mandar 2.5 millones de advertencia para colocar la barrera a los autos Jeep Liberty 2002-2007 o 1993-1998 Jeep Grand Cherokee.

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