A Paquita la del Barrio no le gusta ser ‘trapeador’ de nadie

La intérprete de éxitos como "Rata de dos patas", dice que no compra premios para medir su éxito

Paquita la del Barrio en la Plaza México de Lynwood, donde recibió un reconocimiento en el Paseo de la Fama de Plaza México.

Paquita la del Barrio en la Plaza México de Lynwood, donde recibió un reconocimiento en el Paseo de la Fama de Plaza México. Crédito: La Opinión - / Aurelia Ventura

A Paquita la del Barrio la quieren las mujeres de la colonia, las señoras bien, ésas que se desviven por las grandes marcas, y hasta los hombres, esos “inútiles” en los que descarga sus desprecios.

En México, en los palenques donde por lo regular hace sus presentaciones, la cantante logra convocar con marcada evidencia todos los niveles en los que se categoriza a la sociedad.

Aunque es mujer “de pocas palabras” como ella se define, cuando habla suelta frases directas, sin adornos, muchas veces jocosas y otras que resultan una verdadera “bomba” de controversia.

Pero ella es auténtica y le queda.

Su frase “¿me estás oyendo inútil?” se ha convertido en el eslogan de muchas.

Y sus canciones con doble sentido, muchas veces androfóbicas (o misandria], en lugar de ofender, divierten.

Las mujeres las cantan desde el fondo de su alma y los hombres las aplauden.

Temas como Rata de dos patas, Salúdame a la tuya, Pobre pistolita o Tres veces te engañé, que hablan de hombres infieles y mujeres que sufren esa transgresión, se han convertido en el desahogo de muchas de sus seguidoras.

A Paquita, de 65 años de edad, la han convertido en la representante de esas mujeres que cantan sus temas como una dulce venganza a su agresor.

Sus opiniones, aunque no del todo acertadas, el público las celebra y le perdona sus incongruencias al tocar temas de política, moralidad y religión, que aunque no es muy letrada, le salen del alma como a muchas de ellas.

Ese favoritismo de las mujeres y de los homosexuales, le han abierto otros escenarios lejos del bar donde comenzó y de donde con dignidad y orgullo adoptó el nombre de Paquita la del Barrio.

El mes pasado cantó por primera vez con la Orquesta Filarmónica de las Artes en un homenaje póstumo a la compositora de Cheque en blanco, Ema Elena Valdemar en uno de los escenarios más importantes de México, el Teatro de la Ciudad.

“Me sentí muy a gusto, me desenvolví bien, la gente se quedó ahora sí que perpleja”, comenta Paquita en entrevista con ¡hola LA! minutos después de recibir un homenaje en Plaza México.

“Yo sólo iba a cantar dos canciones y total que la orquesta no me podía acompañar porque necesita papeles para proseguir tocando y no las sabía [las canciones], y pues agarré confianza con el público y canté sin músicos algunos de mis nuevos temas y la gente quedó fascinada”.

Paquita dice que esa experiencia le gustó y no descarta la posibilidad de algún día grabar varios de sus temas con una orquesta filarmónica.

Francisca Viveros Barradas ha grabado más de 30 álbumes y vendido más de 20 millones de copias, un éxito que no se sostiene con premios o galardones de renombre.

Pocas veces su nombre y sus temas aparecen en alguna categoría de premios reconocidos como los Billboard de la Música Mexicana, los Latin Grammy, por citar algunos, aunque recientemente en los Premios Oye que se otorgan en México, fue incluida hace unos días con una nominación.

“Siempre me han invitado para ir a esos programas [premios], pero yo soy de las personas que sé lo que valgo y tengo… ahí gana el que… ¿sí?, a mi no me gusta eso, no me gusta ser trapeador de nadie, me gusta que la gente sea honesta”.

Aclaró que “si a ti te digo que te voy a dar un premio, es porque te lo voy a dar, porque te lo ganaste y no porque me lo compres y por eso no voy, ni importancia le doy, yo soy muy derecha”.

“¿Te imaginas hasta dónde ha llegado la Rata de dos patas?, ¿a cuántos países ha llegado?, ni yo me imagino y se gana el premio otra persona, pues no, no es justo desde ahí dije: ‘¡Váyanse a volar!”, explica.

Por esa razón, es por la que se queda sólo con lo que le da más satisfacción, “el aplauso del público”, dice y homenajes como el ofrecido por Plaza México, en donde le dieron una estrella maya en el Paseo de la Fama y el Ayuntamiento de Lynwood declaró el seis de marzo como el día de Paquita de la Barrio.

Esos reconocimientos donde no tuvo que abogar por recibir nada, porque “yo no compro nada”, comenta con franqueza.

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