Hugo Chávez y las ideas del Alba

El bolivarianismo no es ideología, sino un 'diverso movimiento de intenciones'

El presidente de Venezuela Hugo Chávez siempre tuvo la intención de interpretar los escritos de Simón Bolívar

El presidente de Venezuela Hugo Chávez siempre tuvo la intención de interpretar los escritos de Simón Bolívar Crédito: AP

Análisis

Como la misma palabra lo indica, el bolivarianismo es —a mi modo de ver personal— más que una corriente de pensamiento y una ideología, un movimiento de intenciones políticas que acogen en mayor o menor medida (lo que estaría por delimitarse en un trabajo posterior de mayor envergadura) las ideas de independencia de Simón Bolívar.

En este sentido de “movimiento” se han inscrito diversos países latinoamericanos como son Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y hasta cierto punto Argentina, todos ellos, y principalmente el primero de estos países, respaldados por Cuba, y que conforman un bloque regional desde una perspectiva política e ideológica diversa, cuyo caudillo ha sido Hugo Chávez, y que ahora, después de su muerte, se supone pasará a la historia como su guía legendario.

A través de la influencia del petróleo y de su carisma populista, Hugo Chávez ha podido crear cierta aparente cohesion entre estos países, para proyectar una especie de nueva revolución del siglo XXI.

Revolución que supuestamente parte de un origen democrático —ya que se ha realizado mediante elecciones—, pero que después esa misma línea política se altera para desembocar en causes autoritarios.

Es aquí donde sobresale el freno a una libertad de expression que atenta contra aquellas ideas, opiniones y criterios que se opongan a las directivas del Gobierno, sin contar las nacionalizaciones a empresas privadas nacionales y extranjeras y los plebiscites para recomponer las constituciones, entre otros. Asimismo se practica la manera de coartar la expresión de los medios de prensa y televisivos.

Simón Bolívar ha sido para Venezuela y los países de este bloque, como José Martí para Cuba, dos de los próceres que se han constituido en un culto y en los que se ha sumergido una ideología mixta: republicanismo cívico y humanista con elementos de un socialismo muy a la manera de Fidel Castro (lo que muchos llaman “castrismo”), en el que el Estado es el único dueño, gestor y organizador de la economía y la sociedad, y también elementos convencionalistas del marxismo, aunados al paternalismo de un caudillo.

Pero a diferencia del marxismo, el bolivarianismo y el castrismo no llega a ser una doctrina ideológica y estratégicamente política, puesto que no cuenta con un compendio teórico organizado textualemnte como lo pudo ser el Manifiesto comunista y El Capital o cualquiera de los otros textos teóricos de Marx, Engels y Lenin; y, mucho menos, cuenta con un programa trazado a corto y largo plazo que induzca los pasos a seguir para lograr cristalizar lo que también se ha dado en llamar “el socialismo del siglo XXI”.

En resumen, este conjunto de países, principalmente Venezuela, liderada por Chávez, ha intentado crear un movimiento contra Estados Unidos (dentro del contexto historico del “antiimperialismo”) basándose en los escritos de Bolívar, con alusión a otros dirigentes de la historia latinoamericana y mundial, como lo fueron Jean Jacques-Rousseau y Carlos Marx, mediante la reinterpretación de Hugo Chávez, y cuya ejecución cobra forma bajo el modelo del socialismo cubano.

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